SANTO DOMINGO .- La falta de políticas que regulen el manejo de la compra y venta de joyas en el país provoca que ese mercado sea alimentado por individuos que se dedican al robo y atraco de esos objetos, donde la prioridad para estos comerciantes es el producto y no la procedencia.
Según declaraciones de empresarios en esa área, los artículos que más se compran y venden son el oro y la plata, entre otros objetos de valor.
En la mayoría de casos, los compradores se guían por la “apariencia” de los vendedores, sin pedir facturas, de acuerdo a un ejecutivo de compras de la Joyería JC, ubicada en la calle José Amado, de Villa Consuelo.
Esta acción hace que el negocio se realice con mayor rapidez, lo cual facilita el negocio a los que se dedican a su comercialización de manera ilegal, por lo que muchas veces podría ser perjudicial para los mismos centros de venta.
Negocio a ciegas
El comerciante Juan Rodríguez, quien lleva más de cinco años en este oficio, expresó que existen formas para identificar si las piezas que se compran son robadas o no. Explica que si el vendedor no tiene un documento que valide el origen o pertenencia de la pieza, proceden a solicitar una identificación personal para que pueda ser ubicado en caso de que la misma haya sido robada.
“Nosotros no podemos saber quién es o no ladrón”, manifestó el comerciante, tras señalar que es la única forma que tienen para protegerse.
“Ese es un negocio a ciegas”, dijo el también empresario Alberto Rodríguez, quien señaló que en muchas ocasiones son engañados por vendedores que les llevan piezas robadas, y cuando se entera la Policía terminan perdiendo el dinero y el objeto.
Precios en el mercado
Las relojes, aretes, brazaletes, sortijas y collares son los objetos ofertados con mayor frecuencia en estos puntos de ventas, cuyos precios varían dependiendo del peso del oro que tenga las piezas y su valor en el mercado.
El precio del oro y la plata depende de la zona de venta. El primero oscila entre 1,200 pesos y 1,300 el gramo de 14 quilates, y de 1,500 en adelante el de 18 quilates. El gramo de la plata promedia 125 pesos al detalle y 85 pesos al por mayor.
Un empleado de una joyería de Villa Consuelo, que no quiso identificarse, explicó que estos negocios se manejan de forma irregular, debido a que no tienen un control adecuado de lo que adquieren. Esto permite que ese negocio facilite la formación de una mafia en la que cualquiera puede ir a vender una pieza que se haya robado, sin ningún tipo de control por parte de las autoridades.
Fin del rastro
En estos comercios es común la fundición del oro, proceso que permite que las piezas sean transformadas en un modelo distinto al original. Esto elimina la posibilidad de que un objeto robado pueda ser identificado por su dueño y pierde la posibilidad de recuperarlo.
—Técnicas
Los delicuentes utilizan una segunda persona para vender el oro según comerciante.
— Beneficios
La compra de joyas robadas en la mayoría de las ocasiones el monto que desea cobrar lo pone el vendedor y siempre desconoce el valor en el mercado de estas piezas, lo que deja mayores ganancias a quien las adquiere.
Una negociación que terminó en muerte
Delincuencia. La muete de la Anneris Peña a manos del confeso asesino, quien vendía joyas en el comercio donde esta laboraba, deja claro la debilidad en ese sector.
El pasado jueves Henry Lorenzo, quien acostumbraba a vender piezas de valor en la joyería en que Peña era empleada, dio muerte a la mujer tras despojarla de dinero y varias prendas.
La joven, que dejó tres niños en la orfandad, realizaba transacciones desde hacía unos tres meses con el victimario. Lorenzo era un cliente que acostumbraba vender joyas en el establecimiento ubicado en la calle El Conde.
Por: ISMAIRY CIRIACO/ D. BONILLA