No todo hecho delictivo que ocurre en el territorio nacional es reportado, o registrado, ante la autoridad competente, ya sea porque los agraviados declinen de ello, o porque los encargados de garantizar el orden se hagan de la vista gorda en cuanto a proceder, máxime si se trata de algún destacamento policial.
Para todos los casos delincuenciales que se suceden en el territorio nacional, demostrado está que la Policía no necesariamente cumple su rol con entera destreza.
En ocasiones, hay oficiales y alistados que actúan con un marcado interés particular. Me he enterado de personas, algunas conocidas por mí, que en alguna oportunidad han sido víctimas de atraco en la vía pública, o de robo en casa habitada.
Y entre éstas las hay que ni siquiera se han molestado en querellarse ante la Policía. Este año no ha sido la excepción.
Las autoridades policiales, el Ministerio Público, pero mucho menos los medios de comunicación se hacen eco de la frecuencia cotidiana de asaltos a personas, a lo largo y ancho del territorio nacional. Sencillamente, los casos delincuenciales que a diario ocurren en República Dominicana no necesariamente engrosan las estadísticas que se tengan sobre el particular.
Puede que sea una cifra respetable la que da a conocer el Jefe de la Policía, mayor general Manuel Castro Castillo, cuando afirma que en el año y cuatro meses que lleva al frente de la institución han sido enviados a la justicia 152,532 presuntos delincuentes que, de un modo u otro, han violentado las leyes.
Lo malo en todo esto es que un alto porcentaje de esos “presuntos delincuentes’’ en la actualidad se pasean por las calles, en total libertad, luego de que sus procesos hayan sido conocidos por ante la justicia.
Y eso sí que no se ve bien ante los ojos de la población. Cifras oficiales dan cuenta que la cantidad de internos en las cárceles dominicanas supera los 24 mil, de los que solo en La Victoria hay más de 8 mil. Y ahí entran todas las categorías de infractores.
Pero además, cada jefe policial quiere tener un historial de buena imagen ante la población. Y, como es de suponer, las cifras se pueden manejar a conveniencia.