Delincuencia: gangrena social

Delincuencia: gangrena social

Delincuencia: gangrena social

Claudio Caamaño Vélez.

Nadie quiere que le corten una mano o un pie, pero algunas veces esa es la opción para salvar al resto del cuerpo. Lo mismo pasa, por ejemplo, con la mastectomía (extirpación de los senos) para erradicar el cáncer.

La delincuencia es como una gangrena, como un cáncer, y la forma en que hay que enfrentarla no debe ser menos drástica.

La delincuencia nos arranca vidas trabajadoras y productivas, nos quita la tranquilidad, la paz, la libertad.

La delincuencia nos obliga a vivir con miedo, a encerrarnos en nuestras casas, a vivir desconfiados. La delincuencia nos roba el desarrollo, aleja inversiones, impide que se lleven adelante proyectos.

¿Vamos a seguir dejando que la delincuencia se apodere del país?

Debemos velar por los derechos humanos, pero por los derechos humanos de la gente honesta y trabajadora. Su derecho a la vida, a la seguridad, al libre tránsito, a la propiedad. El derecho de la gente honesta a no ser víctima de los delincuentes.

La delincuencia es una gangrena, hay que amputar las partes afectadas, aunque duela, aunque sangre. Hay que hacerlo sin anestesia de ser necesario, pero hay que cortar y separar esas partes dañadas del cuerpo social para que vuelva la salud al organismo.

Es una pena que tengamos una policía sin la moral, ni la preparación, ni las herramientas necesarias. Es una lástima que tengamos un sistema político débil, tímido y cobarde. Es una vergüenza que tengamos una justicia incapaz y un sistema legal cómplice. Ahora bien, si no están las condiciones para enfrentar la delincuencia como se debe, entonces tenemos que crearlas… Cueste lo que cueste.