Santo Domingo. ¿Cuántas vidas de delfines tenemos que cobrar para que el país logre la tan deseada meta de 10 millones de turistas? República Dominicana se ha colocado como uno de los principales destinos turísticos del Caribe y del mundo, sin embargo, muchos de los delfinarios que exhiben espectáculos comerciales a costa de la vida de estos mamíferos marinos en el país, no cumplen con las exigencias de la Ley 64-00 y sus reglamentos.
Turismo en RD: ¿oferta y demanda? Explotación, comercio y esclavitud de cetáceos entrenados, obligados a realizar piruetas, imposibilitados para vivir libres, alejados de su hábitat y sus lazos familiares, llevados a transitar una penosa vida entre tanques de cementos y redes metálicas. Privados de que continúen desarrollando el instinto de su vida natural, de su libertad (esa que los mortales han defendido con garras desde el inicio de la humanidad), nadan en cautiverio sólo 7 metros de largo, cuando están acostumbrados a nadar entre 150 y 180 kilómetros en mar abierto.
Mucho se ha informado que, durante el cautiverio, estos animales pierden una de las maravillas con las que fueron dotados: su sistema de comunicación por sonar, que entre las paredes de su prisión, por más grandes que sean los delfinarios, los puede llegar a enloquecer. El aburrimiento, la tristeza, el estrés y las enfermedades adquiridas por el cloro en el agua, contagios con humanos, la separación de sus crías, la administración continua de drogas por lo artificial del medio en el que son colocados, la depresión de su sistema inmunológico, van minando su sensible personalidad, destruyendo su vida.
“Los delfines son mamíferos marinos del grupo Odontoceto, la especie Tursiops truncatus es la más común y más conocida de más de 30 especies de ballenas dentadas como también se les llama, gozan de gran carisma entre los humanos porque se consideran inteligentes. Sin embargo, en cautiverio, estos animales sufren estrés porque su naturaleza no es para estar encerrados. Cuando el estrés es muy alto, pueden ser agresivos y padecer de enfermedades en su piel y respiratorias. Ningún parque marino en República Dominicana o establecimientos afines al cautiverio de mamíferos marinos está en condiciones de presumir públicamente acerca de su cometido científico, utilizan el término educativo y científico con la excusa de justificar el cautiverio”, manifestó Omar Shamir Reynoso, Biólogo especialista en Mamíferos Marinos.
Crecimiento no sostenible
Actualmente en el mundo hay más de 1,000 delfines que son mantenidos en cautiverio, específicamente en Asia, América y Europa. Aunque muchos viven en delfinarios y parques acuáticos, también algunos son utilizados en experimentos bélicos por disímiles ejércitos. Según estadísticas internacionales presentadas por la Sociedad Mundial para la Protección Animal (WSPA), un 53% de los delfines sobrevive a una captura por un período de 90 días y muere dentro de los primeros dos años en cautiverio, mientras que en su entorno natural su longevidad puede ser de 45 a 50 años.
República Dominicana posee más de 55 ejemplares de estas especies en cautiverio. El auge turístico del país ha incentivado la expansión de los delfinarios actuales y la presentación de nuevos proyectos, utilizando ejemplares capturados de la vida silvestre. Asimismo, según el informe de la WSPA del 2010, existían más de 260 delfines registrados en 21 instalaciones y 2 espectáculos itinerantes en México. Cuba es el principal proveedor de delfines para México y República Dominicana, según un Reporte sobre Delfines Cautivos en México y República Dominicana, realizado por la Dra. Yolanda Alaniz Pasini para la WSPA.
Los delfinarios que existen en RD son: Manatí Park en Bávaro y Ocean World Adventure Park en Cofresí Puerto Plata, ambos con estanques artificiales, y Dolphin Island y Dolphin Explorer con corrales marinos en Bávaro-Punta Cana. Manatí Park y Dolphin Island pertenecen a la misma empresa, Parques Tropicales, S.A., Ocean World pertenece a la empresa Down Discovery que mantiene actividades similares en las Bahamas.
Costos en dos delfinarios de RD
Ocean World (Puerto Plata)
Los precios de un espectáculo estándar en Ocean World Puerto Plata, son de $69 (adultos) y $54 dólares (niños de 4 a 12 años), estos son shows con delfines, leones marinos, tiburones y aves. Pero, si el turista nacional o internacional desea una interacción con un delfín, los costos son de $109 dólares para adultos y $89 dólares para niños durante media hora en una piscina sin gran profundidad. Mientras que para nadar con dos delfines al mismo tiempo, en una piscina de aproximadamente 19 pies de largo, el costo es de $169 dólares
Dolphin Island Park (Bávaro-Punta Cana)
Este delfinario, al igual que el anterior, posee distintos programas de entretenimiento como el “Dolphin Family Experience”, “Dolphin Action”, “Dolphin Royal Swim” y “Encuentro con los Leones Marinos”. Por ejemplo, el “Dolphin Experience”, diseñado tanto para niños como mayores, en el cual por $115 dólares y con acompañante $35 dólares adicionales, durante 20 minutos de tiempo de interacción con un delfín en el agua, un grupo de hasta 12 personas pueden experimentar apretón de manos, beso, palmaditas, entre otros con el cetáceo.
Convenios firmados que aseguran protección
La Convención sobre Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestre (CITES), que es un acuerdo internacional al cual se adhieren los países en forma voluntaria, fue firmado por República Dominicana en el 1982 y en el 1996 el país se unió al Convenio sobre la Diversidad Biológica (CBD), considerado como uno de los instrumentos más importantes para la conservación de la biodiversidad. Además, RD pertenece a la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar, que entró en vigencia en el 1994 y hasta la fecha tiene 157 países. Todos estos convenios protegen los ecosistemas marinos y costeros, al mismo tiempo que promueven la cooperación internacional y el desarrollo sostenible.
RD es el destino de observación de cetáceos más visitado en todo el Caribe y es considerada como una de las mejores áreas para la observación de ballenas en el mundo. El potencial de una práctica eco-turística sostenible se ve empañado por el número de animales importado recientemente. Estas importaciones de mamíferos marinos incentivan la captura de individuos de poblaciones silvestres con fines comerciales, una conducta considerada anti-ecológica que contradice lo que la República Dominicana, a través de Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales y los convenios internacionales suscritos, promueve en materia de preservación de estas especies en su estado natural y sobre el uso no letal o extractivo de estos mamíferos.
“La industria de la matanza de delfines está sostenida por la industria de los delfinarios, ver delfines en cautiverio es lo mismo que promover su matanza. Muchos países, como el caso de Costa Rica, tienen prohibidos los espectáculos con mamíferos marinos en cautiverio. Lo que ocurre en República Dominicana es una vergüenza, más aún cuando el país cuenta con la posibilidad de realizar avistamientos de vida marina en libertad”, sostuvo Milko Schvartzman, Especialista de Océanos de Greenpeace Internacional.
El Reglamento sobre Tenencia, Manejo y Exhibición de Especies de Mamíferos Marinos en Cautiverio (delfines, ballenas, pinnípedos), fue aprobado en el 2008. Sin lugar a dudas, el país necesita establecer una moratoria para la importación de esta especie.
Leyes que protegen
El entrenamiento basado en privar de alimento a estos cetáceos para que respondan a mandatos de los entrenadores conlleva sufrimiento y estrés, teniendo en cuenta que el artículo 175 de la Ley 64-00 lo define como un delito contra los recursos naturales. De la misma manera, el artículo 4 de la Declaración Universal de los Derechos del Animal, elaborada por la Organización de las Naciones Unidas, señala: “que un animal perteneciente a una especie salvaje, tiene derecho a vivir libre en su propio medioambiente, natural, terrestre, aéreo o acuático y a reproducirse”.
La bióloga dominicana Idelisa Bonelly de Calventi, presidenta de la Fundación Dominicana de Estudios Marinos (Fundemar), sostiene que “la industria turística basada en los espectáculos de delfines no es sostenible. Ha habido una proliferación de delfinarios en el país porque las leyes no lo prohíben, tienen permisos establecidos en la ley. Hay convenios con muchas de estas entidades”.
Si se realizara una encuesta con la pregunta: ¿te gustaría vivir en un tanque de cemento y mallas metálicas?, es absolutamente probable que la respuesta fuese un auténtico y flamante NO. Entonces, como es un absurdo pensar que a un ser humano le pudiera gustar vivir en un tanque de cemento, ¿por qué hemos llegado a creer que los delfines prefieren el cautiverio? Como seres humanos somos parte integrante de la naturaleza, no sus dueños ni sus verdugos.
Además, siendo RD el destino de observación de cetáceos más visitado en todo el Caribe, considerada como una de las mejores áreas para la observación de ballenas en el mundo, la promoción del país como un destino de conservación de la vida marina en su estado natural y hacedor de un turismo que respete y promueva la conservación de la biodiversidad, puede contribuir de una manera más sostenible en el largo plazo a lograr y superar esa meta del Estado de atraer 10 millones de turistas por año.
Ni el entretenimiento ni la investigación ni las llamadas terapias con delfines justifican que estén en cautiverio. Los delfines deben estar libres del contacto con los humanos, libres para vivir en su hábitat, libres de ser utilizados como objetos de entretenimiento, libres para ser lo que son: viajeros incansables. El mundo no debe continuar siendo manejado de esta forma. El cautiverio de estos cetáceos, no pueden seguir siendo ignorados.