Del tamaño del botín salen los tiros

Del tamaño del botín salen los tiros

Del tamaño  del botín salen  los tiros

Patricia Solano

El día en que al Gobierno le dé por cumplir la ley, a la UASD le asignarán 21 mil millones de de presupuesto, un equivalente al 5% del PIB. opinion 44

El año pasado el Poder Ejecutivo y el Congreso asignaron a la UASD casi 7 mil millones, es decir, una tercera parte de lo que le tocaba, y con eso la universidad del Estado se desenvuelve como puede. Aunque la asignación apenas da para pagar salarios, dirigir la UASD desata una competencia que mueve recursos y pasiones.

La explicación radica en que en la UASD la ejecución presupuestaria es bastante libre y relajada. No existe una Cámara de Cuentas que moleste fiscalizando ni pidiendo rigor en el cumplimiento de las normas más elementales de administración pública. No pasó cuando la UASD dejó de reportar a la Tesorería de la Seguridad Social dinero descontado a sus empleados ni cuando colapsó el sistema informático que costó un dineral, así que no hay problema por ese lado.

Dadas las circunstancias, aspirar a dirigir la UASD implica entrar en una tómbola donde el premio mayor es de 7 mil millones, sin la molestia de rendir cuentas. Es tener acceso a un botín con el cual nadie se mete, y si ocurriera, se desataría un debate tal sobre la privatización de la educación universitaria que por lo menos garantiza que el tema focal se diluya.

Como el asunto de la calidad del gasto en la UASD está blindado, luchar por tener libre acceso por derecho a ese presupuesto se ha convertido en una lucha muy seria. La campaña es intensa y cara; el desenlace es una lucha a muerte.

Las últimas elecciones de la UASD cerraron con un tiroteo. El conteo final dio una diferencia demasiado estrecha entre los principales contendores como para que se lo tomaran a la ligera, de ahí los tiros.

Pasa igual con las elecciones generales. El día en que los resultados electorales sean cerrados aquí habrá muertos. No es difícil encontrar quien mate por el manejo de mas de 600 mil millones con casi total libertad. Las leyes están ahí, claro, pero no hay presión de cumplirlas.

En un extremo están los militantes, ansiosos por poner sus manos en el botín y alzarse con la piñata. En el otro, estamos los demás, mirando. Ustedes dirán hasta cuando.



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