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Del préstamo productivo al préstamo para llegar a fin de mes

Desde la antigua Mesopotamia, el préstamo siempre fue visto como un mecanismo de progreso. Las personas lo usaban con el propósito de adquirir madera, ganado, cereales y otros bienes que le daban sentido a la dinámica financiera. Estos créditos eran llamados productivos porque tenían un sentido de vida y de desarrollo económico.

Hoy en día, los créditos han cambiado. Las personas, más que utilizarlos para su bienestar, los están tomando para poder cubrir sus compromisos básicos, viéndolos como un suplemento de sus ingresos debido a la situación que presentan los salarios de nuestro país, los cuales solo cubren una parte de la canasta básica.

Podemos decir que actualmente las personas no se están endeudando para producir, sino para sobrevivir al mes. Esta es una situación que se ha normalizado en los últimos años, y en la que los individuos, más que cuestionarla, mantienen una idea individualista de la realidad que se vive.

Según datos de la Superintendencia de Bancos (SB), para el año 2015 el total de la deuda en el sistema financiero nacional ascendía a $797,892.62 millones, de los cuales el 41.15%, equivalente a $328,316.81 millones, iba directamente a los hogares. Para el año 2025, la deuda total se encuentra en $2,341,039.46 millones, de los cuales $1,073,139.08 millones van directamente a las familias, alcanzando un 45.8%.
Podemos observar que existe una muestra tangible de que los hogares han ido aumentando, a nivel porcentual, sus deudas; es decir, créditos que se han ido asumiendo no bajo la lógica del retorno y el bienestar, sino a través del gasto en asuntos básicos para el hogar y la familia.

En el caso de los créditos dedicados al desarrollo y bienestar financiero, como son los créditos productivos, estos disminuyeron en un 4.69% con relación al año 2015. Esto muestra un descenso en la capacidad de los créditos que van directamente a la compra de maquinaria, inventarios, inmuebles y expansión de negocios.

También debemos puntualizar que el estancamiento del salario es una parte importante dentro de las causas que inciden en la deuda de los hogares. Cuando las personas no tienen poder adquisitivo, esto produce malestar financiero familiar y profundiza la crisis interna de las familias dominicanas.

Debemos abrir más el debate en relación con este tema, porque estamos hablando de familias que sufren esta situación y que, día a día, se levantan para producir y crear riquezas en nuestro país.

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Licenciado en Contabilidad por la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), con Maestría en Gestión Financiera y una Especialidad en Riesgos Financieros. Se destaca por su vocación investigativa y su pasión por el análisis de temas financieros y bancarios.

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