Dejar a la JCE tranquila

Dejar a la JCE tranquila

Dejar a la JCE tranquila

El reloj marcha a velocidad sónica para la Junta Central Electoral. El montaje y administración de las elecciones congresionales, municipales y presidenciales, con cierto intervalo de tiempo, obliga a que los ejecutivos de este órgano aprovechen cada segundo y cada minuto para armar todo el aparataje que permita al país gozar de un proceso totalmente transparente.

Me preocupan los ruidos que comienzan a merodear en todo el entorno de la Junta. Los partidos como garantes principales de los comicios venideros tienen que trabajar para revestir a esa institución de toda la credibilidad y confianza que ameritan las circunstancias.

Todas las quejas y críticas que puedan surgir en el montaje de las elecciones de 2020 deben ser canalizadas por las vías institucionales y en el marco del total respeto que exige ese pleno para que pueda trabajar sin ninguna presión que afecte su independencia.

Los conflictos de los partidos, como ahora es el caso del Revolucionario Dominicano por la disputa entre los bandos de Miguel Vargas Maldonado y Guido Gómez Mazara, deben ser dirimidos a lo interno de esas fuerzas políticas, ya que se debe eliminar la intención maligna de que la JCE intervenga en sus cuestiones menudas y en conflictos que nada tienen que ver con la responsabilidad suprema de esa institución, que es responsable de un montaje totalmente creíble de los comicios y de autoridades elegidas adornadas de la legitimidad amparada en las leyes y en la voluntad de los votantes.

La JCE debe dejarse tranquila, para que así pueda hacer su trabajo de manera eficiente.



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