Santo Domingio.-Gran parte de los ecosistemas o hábitat ambientales registran ciertos niveles de degradación en el país, lo equivale al deterioro de las condiciones naturales originales.
El impacto negativo de esos entornos, fruto de la intervención de la mano del hombre, se refleja fundamentalmente en la pérdida de sus recursos forestales, la erosión de los suelos, así como la desaparición de la biodiversidad.
“Esto se traduce en la desaparición de la capa vegetal, entonces cuado llueve el agua se queda en las rocas, las escorrentias arrastran sedimentos hasta las presas que dañan las aguas que la población consume”, comentó Teodoro Clase, taxónomo del Herbario Nacional del Jardín Botánico,
El experto atribuye el fenómeno a la tala y quema de árboles en los bosques (fruto del conuquismo, ganadería o la minería), lo que incide también en que unas mil mil 388 especies hayan entrado en Lista Roja en la categoría de “Peligro crítico”.
Igual ocurre con los recursos costeros como rios y mares, dada la pesca indiscriminada.
Principios botánica
Teodoro Clase tocó el tema junto a Claritza de los Santos, bióloga de la misma entidad, quienes impartieron un taller sobre “Principios elementales de Botánica para comunicadores”.
Ambos especialistas edificaron a los periodistas sobre la necesidad de influir en un cambio de cultura sobre el medio ambiente.
Nomenclatura nombres
El taller abarcó el uso de la nomenclatura de los nombres científicos y populares de las plantas, su género, familia y la especie a la que pertenecen.
“El nombre científico se escribe en mayúscula y es una combinación del nombre de su descubridor, mientras que el nombre común va en minúscula y depende en ocasiones de la región de origen.
Igual se trató las agrupaciones de algunas plantas, que por su parentesco se registran con terminaciones similares al ser identificadas, tal es el caso de los “Pinus: pinaceae” y la “Malva: malvaceae”.
En la escritura se conjugan el nombre del autor con terminaciones que indican características, tal como es sí comestible.