Muchas son las cosas que nos pueden quitar nuestra alegría y, aunque es una de las emociones más básica del ser humano, creemos que para sentirla deben existir una o varias razones.
A mucha gente se le pasan los días en la espera de grandes sucesos para permitir alegrarse o consideran impropio catalogar las nimiedades como motivos de felicidad, sin lograr entender que la alegría es un estado de ánimo que debemos cultivar desde las pequeñas cosas y que se refleja en nuestro rostro, lenguaje verbal o corporal, decisiones y acciones.
Dado que la alegría es tan habitual como el pesimismo, más vale prestar atención a todo lo positivo de la vida y enfocarnos en agradecer cuanto tenemos y como bien lo dice Anthony de Mello “sólo hay una razón por la que no experimentas alegría en este momento y es que estás pensando o concentrado en lo que no tienes”.
Así como hay muchas razones por las que estar alegres, hay situaciones y personas que logran quitarnos un poco de alegría… y sobre esto es bueno entender que somos los que debemos defenderla, así como escribió Mario Benedetti, del cual dejo un fragmento de su poema para finalizar.
“Defender la alegría como una trinchera, defenderla del escándalo y la rutina, de la miseria y los miserables, de las ausencias transitorias y las definitivas. Defender la alegría como un principio.
Defender la alegría como una bandera, defenderla del rayo y la melancolía, de los ingenuos y de los canallas, de la retórica y los paros cardíacos, de las endemias y las academias. Defender la alegría como un destino, como una certeza y como un derecho”.