Constantemente se acercan personas a mi porque necesitan ayuda para tomar una “decisión difícil”. No saben si aceptar ese nuevo trabajo con una compañía más grande pero en un ambiente de más competencia o si deberían aprovechar esa oportunidad que envuelve mudarse de ciudad con toda la familia. En fin, situaciones donde hay un beneficio que envuelve un cambio o sacrificio, o mejor dicho: incertidumbre.
En mi experiencia personal he encontrado que lo que pensaba que era una decisión difícil realmente era una situación de incertidumbre, perdida del norte momentáneamente.
Cuando sabemos hacia donde vamos y estamos comprometidos con ese objetivo la toma de decisiones es sencilla: hacemos lo que nos lleva a conseguir ese objetivo sin importar la molestia que nos ocasione en el momento.
Si para lograr el avance en nuestra carrera hay que pasar por la incomodidad de mudarse y adaptarse a una nueva ciudad pues se hace y con alegría. Si aceptar esa promoción en el trabajo compromete mi felicidad o estabilidad familiar y para mí eso es más importante, pues no se acepta la promoción.
Es cuestión de claridad de propósito y compromiso con el mismo.
Cuando se te haga difícil decidir el camino a tomar solo piensa a donde dirigen cada uno de los posibles caminos. Nunca tomes el más cómodo y conocido sino el que te lleva donde quieras ir.