Entre la administración de las cosas públicas por los funcionarios del Gobierno y la administración privada, existen diferencias muy importantes, y entre las principales está en que la administración pública procura el bienestar común, y la privada la creación de riquezas para los accionistas y relacionados, cuando los que dirigen junto a los dueños, tienen la conciencia de una relación más social y equilibrada en la distribución de los beneficios.
Nuestros administradores sociales y públicos han demostrado que no son los mejores y sobre todo cuando administran los recursos del erario, cuando es más urgente la administración eficiente y efectiva, porque en la generalidad, los recursos son limitados ante las grandes, variadas y abundantes necesidades de los pueblos, sobre todo de los nuestros, donde si no contamos con grandes riquezas en explotación, no contamos con los talentos y recursos para hacerlo.
En los partidos, la dirigencia se preocupa por la popularidad, la aceptación de los votantes, para lo que aprenden a manipularla, seducirla, etc., y son muy pocos los líderes, que se colocan por encima de la vulgaridad, de lo común, de lo popular, para educar a los votantes, de tal manera que tomen conciencia para exigir y elegir lo que conviene. Pero este último modelo es muy lento y requiere mucho sacrificio, coraje y principios, que son cada vez menos frecuentes, en la era de lo simple y corriente, de lo efímero, y vulgar, la era del live.
Pues ante el cuadro que nos pintan las circunstancias, cuando se nos destiñe la primavera y los inviernos son además de frío oscuro, el otoño nos trae cada vez más dificultades con las que tendremos que lidiar.
Necesitaremos líderes con mejores intenciones y con las condiciones y el talento para poder conseguir las mejores salidas. Como dice Temístocles Montas: Cuando no tengamos salida, le buscamos una solución. Y yo me pregunto: ¿Nos estamos preparando para confrontar con gallardía y valor, estas premoniciones?
Cada vez somos más, con menos espacios y recursos, con mucha inmigración y el calentamiento global, lo que hace más negro el futuro.
Tenemos a mano la tecnología y debemos agudizar el talento, la voluntad y los principios para conseguir los resultados deseados, pero de lo que estoy seguro es, que si no enseñamos a nuestros partidos, a nuestros líderes y militantes, a administrar con eficiencia y calidad los recursos, no tendremos las soluciones que requerirán los pueblos, y no tendremos la paz necesaria para el éxito.