Los terceros molares, también llamados coloquialmente “muelas del juicio o cordales”, son las últimas piezas dentarias en erupcionar. Pertenecen a la dentición permanente y su período de erupción oscila entre los 18-27 años de edad aproximadamente. Con frecuencia no tienen espacio suficiente para acomodarse dentro de la arcada dental y suelen quedar retenidas en el hueso.
Muchos pacientes piensan que si no sienten ningún tipo de molestias al tener dicho diente retenido, no necesitan extraerlo. Sin embargo, el tercer molar es el diente que más se relaciona con patologías que tienen un gran poder destructivo en las estructuras anatómicas maxilares y mandibulares.
Un tercer molar retenido puede ocasionar daños en los dientes vecinos tales como: caries, reabsorción radicular (de la raíz). Puede producir infecciones y abscesos que desencadenarán en inflamación y dolor. Existe la probabilidad de aparición de quistes y tumores los cuales por su crecimiento y severidad conducirían a la realización de cirugías invasivas a nivel bucal. El paciente puede presentar apiñamiento dental o variación en la posición de sus dientes delanteros, comprometiendo la estética en muchos casos. Es muy probable que la persona curse con sintomatología dolorosa aguda o crónica de manera espontánea.
Es muy común que las personas acudan al odontólogo para realizarse la cirugía de terceros molares cuando ya es urgente la intervención, pero siempre es mejor prevenir que lamentar. Entre las ventajas de extraerse el tercer molar a tiempo podemos mencionar que, se realiza el procedimiento de manera más fácil, en un tiempo más corto, menos traumático y doloroso que cuando existen complicaciones secundarias, se evita el apiñamiento en dientes anteriores ahorrándole al paciente la necesidad de utilizar ortodoncia (braces), y la recuperación postquirúrgica será casi siempre más rápida.
Cabe destacar que no todos los terceros molares son candidatos a una extracción, si estas piezas dentarias tienen el espacio suficiente y la posición correcta para erupcionar en la arcada, se debe dejar que ocurra el proceso de erupción de manera natural, permitiéndoles ejercer su función de por vida en boca.
Si definitivamente la pieza es para extracción, cerciórese de ponerse en manos de un cirujano bucal o un cirujano maxilofacial, es decir, un especialista en el área, para evitar complicaciones no deseadas o la realización de una mala práctica.
Dios le bendiga abundantemente.