De Voltaire a “The Lancet”

De Voltaire a “The Lancet”

De Voltaire a “The Lancet”

Federico Alberto Cuello

Voltaire luchó toda su vida contra la tiranía y la intolerancia.
Enemiga del comercio, la tiranía del absolutismo no duraría dos generaciones antes de implosionar en la revolución francesa.

Adversaria de la libertad, la intolerancia debió quedar sepultada en la declaración de los derechos del hombre, cristalización de los valores de la ilustración que tuvo en Voltaire su más influyente precursor.

En sus “Cartas filosóficas” contrapone el Antiguo Régimen que todavía imperaba en su Francia natal —con sus cortesanos intrigantes y su apego a las supersticiones— a la monarquía constitucional del Reino Unido de Bacon —fundador de la filosofía experimental—, de Newton —descubridor de la gravedad— y de Locke —maestro de la razón humana.

En ese Reino Unido donde estuvo exiliado entre 1726-29 encontró una “nación siempre alerta a sus intereses, incapaz de ignorar conocimiento alguno que le pudiera ser de utilidad”.
De ahí su admiración por la libertad de expresión que ampliamente se ejercía, sin la cual ninguno de los ilustrados británicos habría podido revolucionar las ciencias.

“La libertad de expresión es la base de todas las demás libertades. Es así como nos ilustramos mutuamente”, decía.

Nada sorprendentemente, las “Cartas Filosóficas” circularon libremente en inglés en 1733. No así en Francia, donde fueron inmediatamente suprimidas en su idioma original al año siguiente.

En 1823, casi un siglo después del exilio británico de Voltaire, aparecía en Londres la revista científica “The Lancet”.

Publicada ininterrumpidamente desde entonces, entre sus más de 10 mil ejemplares se encuentra la primera documentación de la penicilina como antibiótico, de las estatinas contra los males cardiovasculares o del ultrasonido para visualizar el interior del cuerpo humano.
Un número reciente comprueba mediante estudios independientes que la vacuna rusa contra el COVID-19 tiene una efectividad de 91%, superior a la de la Universidad de Oxford y comercializada por AstraZéneca.

Con ello permite superar prejuicios contra una opción que seguro será más asequible y que estará sujeta a menos restricciones de oferta que las demás alternativas.

Usando cifras del Banco Mundial, otro número reciente coloca a la República Dominicana en el primer lugar de las Américas de los embarazos adolescentes, con 93 por cada 1,000 mujeres.

Una vez embarazadas, las adolescentes salen de la escuela, quedando condenadas a ejercer empleos de poca remuneración y a exponer a sus bebés a una vida de insuficiencias educativas y nutricionales.

Por lo menos dos generaciones estarán así apartadas de la promesa constitucional de la igualdad de oportunidades.

La sociedad en su conjunto sufrirá las consecuencias de alejar a nuestras adolescentes y sus hijos de la educación y la salud integrales requeridas para su desarrollo humano.

Gracias a la cooperación coreana tenemos un único centro en el barrio de “los Prados” de Santo Domingo para la educación sexual y reproductiva.

Pronto se construirá un segundo en San Juan de la Maguana. Mientras pervivan valores que después de Voltaire debieron quedar hace tiempo superados, se requerirán muchos centros más para cambiar esta realidad que nos deshonra.



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