De sentido común

De sentido común

De sentido común

J. Osiris Mota

El mundo cristiano celebra la Semana Santa, que se debe a conmemorar la pasión, muerte y resurrección de Cristo hace 2022 años, y lo esencial es recordarnos nuestra fe, nuestro compromiso con Dios y con los demás etc.

Y tal vez la época cuando más invocamos a los dioses y santos, además de esta época, lo fue los meses de encierro a que nos condenó la pandemia del Covid19, donde necesitamos de la cooperación y comprensión de todos los ciudadanos para salir airosos, con menos muertos y afectados.

Pues, de verdad que necesitamos muchas horas de trabajo, donde nos dediquemos a construir mejor ciudadanía, porque cada vez el sistema en que elegimos vivir nos empuja al consumismo y al individualismo, en busca de satisfacer nuestras necesidades reales y creadas, que cada vez son más superfluas, fantasiosas y efímeras, como magistralmente lo ha planteado el sociólogo Sigmund Bauman en sus libros Modernidad Líquida, Felicidad Líquida, daños colaterales etc.

La información del DIGESETT sobre el incremento de más de un 50 % de infracciones al conducir en nuestras vías públicas en 2021, debe llenarnos de preocupación. Demuestra el mal comportamiento de los ciudadanos, como también el incremento de la violencia y los homicidios. O sea, no mejoramos, estamos cada vez peor, no tenemos los líderes suficientes ni con la calidad para revertir la tendencia que llevamos.
Mi interés, es llamar la atención a los líderes políticos, de la necesidad urgente de cambiar y poner el foco de atención en el ser humano como proyecto.

Nuestra educación debe hacer cambios curriculares, con el objetivo central de hacer un ciudadano de calidad. Que las acciones del Estado tengan al ser humano como fin, y que nuestros planes y estrategias no sean con la visión corta del periodo de mando.

Donde la clase política se comprometa con los proyectos que requieren muchos años para construir ciudadanía de calidad.

Todos estos años nuestros políticos se han preocupado por construir cosas, resolver problemas, y han olvidado crear capital social. Pero también, es muy poco lo que nuestra clase empresarial, religiosa y social, ha hecho para cambiar esta visión. Y ante las circunstancias, el nivel de desarrollo, la globalización etc. Necesitamos un hombre nuevo para sortear los grandes retos de la República Dominicana.