Hugo López Morrobel
Las comparaciones muchas veces se convierten en verdaderas guerras, debido a sus exponentes pierden los estribos, defendiendo a rajatabla, muchas veces con muy poca objetividad, al personaje de su preferencia.
Las equiparaciones son fruto de una percepción, unas veces cargadas de emoción y en otros casos, basadas en estadísticas que al final son las que tienen peso específico para determinar la superioridad de unos sobre otros.
En un país, como el nuestro apasionado hasta la coronilla por el béisbol, las tertulias, unas civilizadas pero otras que se tornan violentas, siempre han existido atletas que se convierten en protagonistas y héroes.
Son aquellos jugadores que por sus actuaciones en un momento determinado, obtienen la atención de un mundo de fanáticos que con argumentos subjetivos, quieren imponerse.
Las comparaciones que más virulentas hace unas décadas se hacían con Manuel Mota-Mateo Rojas Alou; Pedro González- Julián Javier; Juan Marichal-Sandy Koufax y Bob Gibson, entre otras.
Como el humano permanentemente es dado a mantener ese estado de polémicas, hoy las comparaciones sobre la superioridad, se centran entre Vladimir Guerrero Jr. y Fernando Tatis Jr., ambos con potenciales extraordinarios.
Ambos tienen seguidores , fanáticos que no están en capacidad de admitir la superioridad de uno sobre su favorito.
Hay que tomar en consideración que las posiciones que defienden son diferentes, lo que le da algún tipo de ventaja a uno sobre el otro.
Ahora, si usted fuese a escoger a uno de los dos como mejor jugador en términos generales, con quien se quedaría.
Les digo por mi parte, como decía Simón Alfonso Pemberton: “ No tengo ganadores”.
RADARES. Los ciclistas que compiten en el Tour de Francia están viviendo momentos de mucha tensión por la gran cantidad de accidentes que están sucediendo en los diferentes trayectos, lo que podría generar una desgracia colectiva…
Mientras el joven piloto Jimmy Llibre está triufando en las pistas de Estados Unidos, aquí el automovilismo está de capa caída, al punto de que el autódromo de Las Américas está prácticamente abandonado por falta de uso, a pesar de que esa disciplina tiene miles de seguidores en el país, que se tienen que conformar con observar las carreras de F1 por televisión.
