De la cepa de la guáyiga los taínos hacían el pan

De la cepa de la guáyiga los taínos hacían el pan

De la cepa de la guáyiga  los taínos hacían el pan

En algunos lugares del país se preparan de su cepa unos “bobotes” muy exquisitos, similares a bollos de yuca horneada. fuente externa

Santo Domingo.- A partir del tallo carnoso o cepa de la guáyiga, los taínos extraían una especie de harina para elaborar el pan, que constituía uno de sus principales alimentos.

En la actualidad, todavía en algunos lugares del país se preparan con él unos “bobotes” muy exquisitos similares a bollos de yuca horneada.

Sin embargo, el mayor uso de la guáyiga (Zamia debilis), planta muy primitiva, hoy día no es el comestible, sino ornamental, debido a que sus hojas tienen una fisonomía similar a las palmitas, son resistentes y de fácil manejo.
Ricardo García, director del Jardín Botánico Nacional, sostiene que esta especie nativa de la región del Caribe, específicamente de la isla Española, Cuba y Puerto Rico, son cercanas o familias de las “cycas revolutas”, que forman parte de la jardinería de la ciudad.

“Su tallo es subterráneo, las semillas están protegidas en unas braqueas y colocadas en un cono. Entre Villa Altagracia y Santo Domingo, existe un lugar identificado con su nombre porque, al parecer, en tiempo atrás, abundaban”, reveló el botánico.

García afirma que a pesar del uso alimenticio, esta especie contiene una sustancia tóxica que la generalidad de la gente no sabe manejar. De ahí que los taínos y quienes tienen tradición de su manejo, aprendieron a eliminarla.
“El que no conoce el procedimiento de sacar la harina de ese tubérculo se puede envenenar; se trata de personas que tienen experiencia en esa dinámica”, comentó García.

La referida especie puede crecer en ambientes variados, como bosques húmedos, rocas calizas y zonas costeras. En el país abunda en lugares como el Parque del Este, San Pedro de Macorís, Bávaro, Higüey y La Romana; en San Cristóbal y Yamasá son de los lugares donde comercializan los denominados “bobotes”.

Sexo separado

Como parte de su característica botánica, García sostiene que esta planta tiene sexo separado, lo que significa que produce elementos machos y otros hembras, o sea que unos generan semillas y otros polen. Esa es la razón por las que se regeneran sin mostrar semillas, como además no tienen verdaderas flores como las tradicionales, porque pertenecen a las gimnospermas.