De chismes y chismosos

De chismes y chismosos

De chismes y chismosos

David Alvarez

El 14 de septiembre de 1963, justo 10 días antes del golpe de Estado, el periódico El Caribe, en su página 7, publicó una alocución de Juan Bosch donde indicaba que:

“Ciertos grupos dominicanos siguen creyendo que regar chismes es hacer política.” Contra Bosch, a lo largo de su vida, muchos fueron los chismes que se inventaron contra él y ninguno lo rozó por la integridad de su alma.

No así quienes los inventaron y propalaron, envilecidos por su actuación perversa.

Este juicio de Bosch puede aplicarse hasta el presente como si recién lo hubiese dicho. Movidos por apetitos descontrolados de poder y riqueza, políticos y comunicadores, funcionarios estatales y opinadores, propagan chismes contra hombres y mujeres íntegros porque les resultan un valladar para sus ambiciones malsanas.

El chismoso o chismosa por naturaleza es un ser vil, carente de valores, aunque se pinte de beato, u hombre o mujer honorable. Típico de la malformación pequeña burguesa de gran parte de la sociedad dominicana -como el mismo Bosch señaló- su pulsión al chisme lo define como actor social y político.

El que se deja llevar por chismes es débil en su capacidad de toma de decisiones y, deseándolo o no, termina enlodado por los chismosos que le hicieron actuar de tal o cual manera.

El chisme es una metástasis social que se difunde por los rasgos más débiles de las personas. Y es natural que quien hace caso a los chismes, más chismes le llevan, como forma de estimular su adicción.



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