De buenas intenciones está lleno el cielo y de buenas intenciones está empedrado el camino al infierno, pero en las actuales circunstancias esos propósitos solo se alcanzan cuando se tiene claro cuál es el objetivo que se persigue.
Desde hace un tiempo la Dirección de Control de Drogas y la Policía Nacional han recorrido muchos sectores del país, realizando actividades deportivas, un paso que aunque hay que reconocer que hacía falta, pero se quedan cortos, le falta “naiboa”, como dicen en el Cibao.
Ello así, porque desde hace tiempo se tienen vastos conocimientos de que la práctica de deporte es el mejor antídoto para evitar la penetración de grandes males en ese segmento importantísimo de la sociedad en general.
Por lo tanto, se trabaja en ese aspecto con muy poca coordinación, lo que hace que los objetivos se quedan truncos, ya que no existe una política generalizada en el Estado para dar el impulso necesario que requiere ese sector.
Esa trabajo por parte de algunas instituciones gubernamentales, hay que celebrarlas, pero se quedan a medias, no hay una política definida, y por lo tanto, al final los resultados son precarios, la mayoría de las veces, en un “figureo” en la prensa por parte del incumbente de turno.
Definitivamente, así, con improvisaciones, sin una política bien definida, no se llega a ninguna parte, no se obtienen beneficios que se puedan constatar con resultados fehacientes.
El deporte dominicano necesita más de todos los que tienen la responsabilidad de echarlo hacia adelante, sin ningún demagogia barata,