Una estimación del daño causado a Petrobras por el pago de sobornos alcanza los 6.400 millones de reales (unos 2.000 millones de dólares).
Río de Janeiro, Brasil.- Desde puestos de venta de gasolina y “lava jatos” (autolavados) en Brasil, hasta inversiones en obras de arte y sofisticadas redes internacionales con firmas “fantasma”, los implicados en el gigantesco esquema de corrupción de Petrobras que apuraron todas las vías para lavar miles de millones de dólares.
Tres años después de que la policía del estado brasileño de Curitiba iniciara una investigación sobre el lavado de dinero a través de gasolineras y “Lava Jatos”, el caso se ha convertido en el mayor escándalo de corrupción de la historia de Brasil.
El proceso ha llegado al Tribunal Supremo, amenaza a la clase política brasileña sin distinción de colores y salpica a una decena de países latinoamericanos.
La documentación que la Fiscalía acaba de entregar al Supremo involucra a los expresidentes Luiz Inacio Lula da Silva y Dilma Rousseff, al menos a seis ministros del actual Gobierno, liderado por Michel Temer, a los titulares de ambas cámaras parlamentarias, y a decenas de gobernadores, diputados y senadores, según filtraciones de medios locales.
Aunque la policía de Curitiba llevaba años investigando, la operación detonó en marzo de 2014, con la detención de Alberto Youssef, uno de los cerebros de la trama de Petrobras. El procedimiento era sencillo.
Un grupo de grandes empresas se adjudicaba obras de Petrobras con ofertas infladas por las que pagaban entre 1 % y 5 % en comisiones ilegales a directivos de la petrolera y políticos.
Según documentos de la Fiscalía, el esquema de sobornos se canalizaba a través de tres direcciones de la petrolera estatal, la mayor empresa de Brasil.
Eran las secciones de Abastecimiento, dirigida por Paulo Roberto Costa, vinculado con el conservador Partido Progresista (PP) y el Partido del Movimiento Democrático de Brasil (PMDB); de Servicios, ocupada por Renato Duque, relacionado con el Partido de los Trabajadores (PT); e Internacional, encabezada por Nestor Cerveró, propuesto por el PMDB, el partido del hoy presidente Temer.
Aún no hay acuerdo en las cifras, pero se estima que, durante cerca de una década, alrededor de una veintena de empresas de construcción e ingeniería se adjudicaron de forma irregular contratos de Petrobras por 25.000 millones de dólares, de los cuales, entre 8 % y 10 % serían comisiones ilegales.
“No hay una cifra específica sobre cuánto dinero se lavó. Una estimación del daño causado a Petrobras por el pago de sobornos alcanza los 6.400 millones de reales (unos 2.000 millones de dólares). Es una referencia mínima teniendo en cuenta que los sobornos siempre se camuflan”, explicó a Efe el fiscal Diogo Castor de Mattos, miembro del grupo de tareas del Lava Jato.
Parte del dinero se lavaba en Brasil a través de los mecanismos más dispares, desde puestos de gasolina y “lava jatos”, a obras de arte, piedras preciosas, yates o propiedades. Pero otra parte salía del país mediante complejas redes “fantasmas” que “facturaban” por servicios ficticios.
“Se identificaron decenas de tipologías. Puedo afirmar que, predominantemente, la más común fue la simulación de prestaciones de servicios en general, desde consultoría empresarial a abogacía consultiva”, apuntó el fiscal. Además, se lavó dinero a través de “decenas de países”, agrega De Mattos, quien subraya que los investigadores presentaron 103 solicitudes de cooperación a 31 países y han recibido 28 pedidos de 15 países.
Para llegar al fondo, las “delaciones premiadas”, los testimonios de acusados a cambio de una reducción en sus condenas, han sido fundamentales, en especial las prestadas por 77 exdirectivos de Odebrecht y por varios ejecutivos de Camargo Correa.
La delación de un exalto cargo de Camargo, filtrada a medios locales, contribuyó a clarificar la ruta de lavado a través de entidades y cadenas “offshore” de más de una veintena de países.
El esquema se repetía, “se lavaba dinero internacionalmente utilizando empresas en paraísos fiscales y había maneras de retornar ese dinero a Brasil ya limpio por medio de compras de inmuebles, por ejemplo”, señala a Efe el consultor y analista Fabiano Angélico.
Muchos de los acusados han colaborado, involuntariamente, con la Justicia presumiendo de un ritmo de vida incompatible con sus ingresos, como el expresidente del Parlamento Eduardo Cunha.
El rastro que su esposa dejó en las redes sociales sobre las compras exclusivas durante sus viajes facilitó la localización de sus cuentas en el exterior y precipitó su detención.