A finales de los 80 y principio de los 90 del siglo XIX, el presidente Ulises Heureaux (Lilis), siguiendo la misma política de Báez, envió su representante Manuel de Jesús Galván para que sostuviera conversaciones secretas con el gobierno de Washington, a los fines de arrendarle la Bahía de Samaná, a cambio de ayuda económica y militar.
Esas negociaciones se filtraron a la prensa, y dió motivos para que un sector del Partido Azul de gobierno, vinculado con los productores de tabaco del Cibao, amenazara con hacerle la guerra al gobierno de Heureaux. Ese ultimátum, mas las contradicciones que tenía el gobierno con algunas potencias europeas, por favorecer el comercio con EEUU, motivó que Ulises Heureaux desistiera del arrendamiento de la Bahía de Samaná.
En 1888, Lilís cogió prestado a la compañía holandesa Westendorp 770 mil libras de esterlina, a cambio de lo cual le hipotecó el 30% de las rentas aduaneras del país. El contrato fue aprobado por el Congreso el 28 de octubre del mismo año. De ahí en adelante, se inició un periodo en que el presidente realizó todo tipo de negocios turbios con distintas potencias, lo cual arruinó las finanzas del Estado, y trajo como consecuencia el dominio político del país por esas potencias, particularmente EEUU.
La compañía estadounidense Santo Domingo Improvement Company compró a la Westendorp sus intereses en República Dominicana, incluyendo la deuda contraída por el presidente Ulises Heureaux, quien puso como condición para negociar con la nueva compañía, que esta le otorgara dos préstamos al gobierno dominicano, uno de 1 millón 200 mil dólares, y el otro de 2 millones 35 mil libras de esterlina para el pago de la deuda interna.
Esos préstamos otorgados por la Santo Domingo Improvement Company fueron desembolsados a cambio del control de las aduanas, la industria azucarera cotizada en Nueva York, el tráfico de transporte y carga desde esa ciudad a Santo Domingo y viceversa, y el Ferrocarril Central.
En 1898 Lilís negoció con el gobierno haitiano los territorios que estaban en disputa con ese país. Esa negociación fue pactada por la irrisoria suma de 400 mil pesos. Al momento en que se organizaba la topografía fronteriza y se convenía que se sometiera al Papa el arbitraje que definía los límites de la frontera, Heureaux fue ajusticiado en Moca, dejando sin resolver el tema fronterizo con los haitianos.
Al momento de su muerte, Ulises Heureaux (Lilís) dejó al país con una deuda externa de 24 millones de dólares, repartida entre la Santo Domingo Improvement Company y los tenedores de bonos de Inglaterra, Bélgica, Italia y Alemania. La deuda interna sobrepasaba los 10 millones de dólares.
Con las aduanas hipotecadas, el gobierno solo recibía mensualmente 60 mil dólares, lo cual era insuficiente para cubrir sus gastos corrientes.
Al conocer de la muerte de Lilís, y sabiendo que el país estaba arruinado, los tenedores de bonos europeos presionaron al gobierno dominicano, vía sus respectivos Estados, para que les pagara el capital y los intereses atrasados. Pero el gobierno dominicano no estaba en condiciones de saldar esos compromisos económicos debido a la pésima situación financiera por la que atravesaba.