Salvo el estilo, Danilo y Leonel son la misma cosa. Son -a mi juicio- las dos caras de una misma moneda, y como tales representan el mismo modelo en lo político, lo social y lo económico.
Las diferencias son estéticas, no de fondo. Es como si hubiéramos cambiado para que todo siguiera igual.
Es cierto que el estilo del actual Presidente resulta más fresco que el aire pseudo aristocrático de Leonel Fernández y su primera dama con su postín y su sombrero al mejor estilo inglés.
Es cierto que el equipo de Medina cuenta con figuras respetables, a quienes no podemos tachar de corruptas, como sí se puede decir de algunos de los sanjuaneros más cercanos al ex.
Pero basta detenerse a observar un poco para darse uno cuenta que las cosas siguen igual o peor con Danilo. Veamos:
En lo económico, el Gobierno ha seguido el mismo modelo neoliberal, aplica la ley del embudo, donde por supuesto, el lado estrecho le toca al pueblo.
En lugar de mejorar el cobro, opta por aumentar los impuestos. Y pese al crecimiento económico, cada vez hay más pobres, mientras la clase media va por “media-clase”.
Debido a los impuestos y a la carestía de la electricidad el país es cada vez menos competitivo.
Los planes de seguridad ciudadana se han quedado en anuncios. La delincuencia nos arropa.
En materia de lucha anticorrupción, Danilo no se ha atrevido a tocar ni con el pétalo de una rosa a aquellos funcionarios que durante la administración pasada se enriquecieron a costa del Estado. Un grueso manto de impunidad protege a los corruptos de ayer, y eso -créanme- es el mejor incentivo para los de hoy.
En el sector salud, la situación no podría ser peor. Estamos entre los países que menos invierten en este aspecto y en consecuencia, la mayoría de los hospitales públicos son un desastre, tanto que el mismo Danilo dijo que las condiciones en el Morgan y en el Darío eran “infrahumanas”.
Y me paro de comparar por cuestión de espacio.
Ante la inercia de la oposición, los dominicanos votaron por Danilo Medina para Presidente de la República esperanzados en que éste seguiría un sendero distinto a su antecesor en el Palacio Nacional. Según la última encuesta Gallup-Hoy tiene una simpatía superior al 80%. Pero eso no basta para decir que Danilo está haciendo un buen gobierno.
Pero de charquito en charquito, de pésame en pésame y de una felicitación a otra, al Presidente se le va buena parte del tiempo, pero también, y he aquí lo peor -porque repite a Leonel- Danilo lo quiere resolver todo endeudando al país. Y ahí ya tocamos fondo.
En definitiva, Danilo y Leonel son diferentes, pero iguales. Por eso hay que mirar para otro lado.