SANTO DOMINGO.- El presidente Danilo Medina abogó esta tarde para que los países desarrollados cumplan su compromiso de destinar el 0,7% del Producto Nacional Bruto (PNB) a la ayuda oficial para el desarrollo y del 0,5% al 0,20% hacia los países menos adelantados, ya que las cifras destinadas son aún insuficientes en relación con las responsabilidades asumidas.
Al pronunciar un discurso en el acto de apertura de la reunión de ministros de Relaciones Exteriores de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y El Caribe y la Unión Europea, Medina precisó que el Plan de Acción de Addis Abeba adoptado en el año 2015, en el marco de las Naciones Unidas, ofrece un valioso instrumento para para impulsar iniciativas y movilizar recursos a nivel bi-regional que, sin menospreciar nuestras realidades particulares conduzcan a la coordinación en los programas de cooperación que emanan del Plan de Acción CELAC-Unión Europea.
«Confío en que estas jornadas sirvan para abordar en profundidad temas clave como la movilización de recursos y la coordinación bi-regional, de manera que logremos cumplir con esa meta deseada por todos, que es un mundo sin pobreza», expresó el Mandatario.
Sin embargo, señaló también que, para el desarrollo equitativo que desean los países miembros de la CELAC tan importante como la solidaridad es establecer reglas claras y justas en los mercados internacionales.
En ese sentido, consideró que se debe redescubrir el enorme potencial que tiene el comercio como mecanismo creador de riqueza y empleo.»Pero, para aprovechar este potencial, debemos asegurarnos de tener reglas que nos permitan competir en igualdad de condiciones».
Llevar productos a los mercados europeos
«Como ya mencioné ante la Asamblea General de las Naciones Unidas, las políticas de subsidios, especialmente de productos agrícolas no solo suponen un uso cuestionable de los recursos públicos de los países más desarrollados sino también obstáculo muchas veces insalvable para nuestras naciones, que no pueden poner en juego sus mayores activos de desarrollo», sostuvo.
Asimismo entiende que «vale la pena poner este tema sobre el tapete en este foro y someto a la consideración de todos los presentes esta reflexión, porque, a la larga, poder llevar productos a los mercados europeos sería una herramienta de combate a la pobreza mucho más transformadora y efectiva que cualquier política de ayuda para el desarrollo».
Afirmó que latinoamericanos, caribeños y europeos afrontan hoy problemas comunes, como las migraciones, el cambio climático y otros desafíos que han llegado con la globalización y la revolución tecnológica.
«Confiamos en que esta plataforma bi- regional, de diálogo político y cooperación, nos ayude a abordar algunos aspectos de estos retos. Para avanzar en este camino, tenemos la excelente hoja de ruta que nos proporciona la agenda 2030 de las Naciones Unidas para el desarrollo sostenibe. Esa agenda marca un hito en la construcción de un mundo inclusivo. Apunta a un futuro libre de pobreza en el que nadie debe quedar atrás», refirió.
Empero afirmó que la creación de este futuro implica muchas tareas, como la creación de capacidades, la transferencia de tecnología, el fomento de las inversiones, la participación de la sociedad civil en los procesos nacionales de desarrollo y por supuesto, un llamado urgente a fortalecer y crear alianzas estratégicas como estas.
Dijo que todas estas son áreas en las que la relación bi-regional está llamada a tener un papel esencial.
Agregó que esta agenda implica también solidaridad, pues la financiación para el desarrollo es la principal herramienta internacional para la implementación de los ambiciosos Objetivos de Desarrollo Sostenible.
Medina manifestó que confía en que estas jornadas sirvan para abordar en profundidad temas clave como la movilización de recursos y coordinación bi-regional.
Cambio climático
En otro orden, Danilo Medina enfatizó que los efectos adversos del cambio climático atentan día a día contra el desarrollo sostenible en los países de la región, por lo que dijo la acción global no debe hacerse esperar más.
«El Acuerdo de París ciertamente es un avance y confiamos en su pronta entrada en vigor, pero no debemos descansar hasta que logremos la adopción de un instrumento legal que bajo la Convención de las Naciones Unidas para el Cambio Climático, sea aplicable a todas las partes, y puede ser implementado a partir del 2020, año en que expira el Protocolo de Kyoto», subrayó.