El presidente Danilo Medina lo sabe, y juega sus mejores cartas desde el poder con su candidato Gonzalo Castillo. Su liderazgo está puesto a pruebas en estas elecciones del 16 de febrero y las presidenciales de mayo.
Sin dudas que la salida de Leonel Fernández causó una herida en el Partido de la Liberación Dominicana (PLD), cosa que puede ser utilizada en beneficio por la oposición para dar la estocada mortal de un partido que es una maquinaria electoral articulando todo tipo formas para comprar votos.
Dos encuestas como la Mark Penn/Stagwell y la Gallup-Hoy ofrecen datos no halagüeños al PLD, donde los resultados son sumamente significativos, para favorecer un cambio de gobierno. Los hechos recientes del poder político, donde se toman la facultad de atropellar e imponer la arbitrariedad, es una práctica sin estupor. Ya lo hicieron con la magistrada Miriam Germán y ahora contra el periodista Marino Zapete, único caso en nuestra justicia cantiflesca donde un periodista denuncia un caso de corrupción y es sometido a la justicia
“Quien tenga la capacidad de llevar la mayor cantidad de personas a votar en las próximas elecciones es quién ganará”, dijo Danilo Medina a mediados de enero, pero al mismo tiempo dejó claro que “todos tendrán recursos suficientes a partir de ahora”. Esta expresión es una máxima de la garantía de los recursos económicos para sus candidatos y sin el temor de equivocarnos sabemos de dónde saldrán esos recursos.
El presidente Medina en una visita, para nada sorpresa, en Santiago se reunió con los candidatos de las catorce provincias de Cibao donde les arengó que “El PLD lo tiene todo” para ganar. No dejó espacio para la confusión, y las intenciones son las mismas de su práctica anterior: de degradación de la política, engaño y simulación.
Nuestro reto y cuota de responsabilidad ciudadana es saltar la demagogia de los que nos dirigen y asumir refundar la república como lo planteó el patricio Juan Pablo Duarte.