Danilo-Leonel: obligados a negociar

Danilo-Leonel: obligados a negociar

Danilo-Leonel: obligados a negociar

Franklin Puello

El discurso pronunciado por el presidente Danilo Medina para desistir de cualquier proyecto de reforma de la Constitución vino solo a disipar, de manera esporádica, las discrepancias que amenazaban, en ese momento, con perfilar el camino de una posible división en el Partido de la Liberación Dominicana.

Los ánimos de divergencias estaban muy elevados y evidenciaban que no había posibilidad de un entendimiento que abriera las puertas para que el Congreso Nacional se abocara a una discusión que condujera a una modificación de la Carta Magna, con los propósitos de que el presidente Medina tuviera la oportunidad de optar por una tercera postulación, como presionaban muchos de sus seguidores más cercanos, o que fuera habilitado políticamente con la eliminación del transito incluido en la Constitución que le prohíbe presentarse a cargos electivos tan pronto deje el poder en agosto de 2020.

Sin embargo, ¿existe un ambiente distendido en el PLD que propicie un diálogo que garantice la unidad? Me inscribo entre muchos ciudadanos y analistas que por el momento no vislumbran un entendimiento entre los grupos que lideran el presidente Medina y el expresidente Leonel Fernández, ya que los acontecimientos suscitados después del discurso -del 22 de julio- ponen sobre la superficie que se mantiene el disgusto y la desconfianza, lo que impide que se deponga la lucha de intereses y se piense más en la preservación del PLD como un órgano institucional y así contribuir a que esa organización retenga el poder.

Los delfines de Danilo

El distanciamiento entre los denominados danilistas y leonelistas se ha puesto más al descubierto desde que el presidente Medina decidió aglutinar a los precandidatos Temístocles Montás, Radhamés Segura, Francisco Domínguez Brito, Andrés Navarro y Carlos Amarante Baret en un solo núcleo para cerrarle el paso a una posible victoria de Leonel Fernández en las primarias del 6 de octubre.

Es decir, que persiste el plan -iniciado cuando se pretendía modificar la Constitución- de evitar que Fernández tenga cualquier posibilidad de ofertarse como una opción de poder como candidato presidencial del PLD, independientemente se corra el peligro de que esta entidad tenga que perder el poder en 2020.

La correlación de fuerzas internas entre los aspirantes identificados con los lineamientos de Medina y los adeptos de Leonel Fernández representa una arma de doble filo para el actual mandatario, en virtud de que está obligado a potenciar un candidato que tenga las virtudes y las bendiciones políticas para entusiasmar a los votantes peledeístas y no peledeístas, como requisito vital para que el PLD sea una oferta potable para los comicios de 2020, a pesar del desgaste natural que acumula por el largo ejercicio en el poder que se prolongará por 20 años.

¿Sería Gonzalo Castillo?

Desde antes del presidente Medina anunciar su retirada del escenario que permitiera una reforma de la Constitución para repostularse y competir en una lucha descarnada contra Leonel Fernández, Gonzalo Castillo era promovido como el posible delfín del actual Jefe del Estado, si no se presentaba una fómula que permitiera un entendimiento entre los grupos en pugna por el poder político y el liderazgo en las estructuras de la organización.

El PLD se juega el poder y la unificación de cara a las venideras elecciones, lo que podría devenir exclusivamente del desprendimiento de los intereses particulares y grupales, según la visión de algunos analistas.

Acuerdo es obligatorio

Aunque el actual panorama distancia a Danilo Medina y Leonel Fernández como actuales líderes del PLD, al final del camino y cuando se estreche el tiempo para la clara definición política, necesariamente las circunstancias podrían obligar a que estos sectores obvien las ofensas coyunturales acumuladas por largos años de confrontación para evitar que esta organización pierda la esencia aprendida de ser hoy una maquinaria político electoral, por cuya razón ha podido detentar el poder por cinco periodos (tres de Leonel y dos de Danilo).

Danilo y Leonel deben cuidarse para evitar el lastre del señalamiento acusador de la militancia peledeísta en caso de convertirse en los culpables de que el PLD se vea obligado a entregar el poder al Partido Revolucionario Moderno u otra fuerza opositora, por el simple hecho de anterponer sus intereses en detrimento de la colectividad.