Les Luthiers (“fabricantes de instrumentos musicales informales”) hoy tiene que contar la muerte de uno de sus integrantes, Daniel Ravinovich, un genio de los monólogos disparatados, y el percusionista del grupo humorístico argentino, que en octubre de este mismo año llega a sus cincuenta aniversarios.
Es Daniel Ravinovich, quien falleció el 8 de agosto de este año, pero yo me acabo de enterar, al leer la crónica del periodista Álex Grijelmo de “El País”, que anunció la terrible noticia, y la nota luctuosa de “El Litoral”, de Argentina.
Comenzó su carrera en el coro de Ingeniería, en los años 60, de la Universidad de Argentina, con la presentación de entremeses humorísticos.
Desde esa misma época se construyeron los instrumentos informales que dieron nombre a la agrupación: Los hojalateros (Les luthiers). El bass-pipe a vara; el tubófono parafínico cromático, así como el gom-horn y la manguelódica neumática.
Su nombre completo es Daniel Abraham Rabinovich Aratuz (alias Neneco). Pero su apellido debió ser Halevy, ya que el de Rabinovich se logró debido a que su bisabuelo, que llegó a la Argentina desde Moldavia, “no había hecho el servicio militar porque era rabino, por lo cual compró el documento de un muerto… para poder salir de su país”.
A los dieciocho años entra a la Facultad de Derecho, conoce a Gerardo Masana, y en los años sucesivos hasta 1967, que fue cuando se fundó la agrupación musical, ya es un Les Luthiers.
Su protagonismo actoral dentro el conjunto ha cautivado a seguidores del mundo entero. Los personajes interpretados por él los ha llevado con genialidad: todos recuerdan a Manuel Darío, Daniel El seductor, entre muchísimos más.
El Les Luthiers que llenó casi todos los escenarios del mundo, también firmó películas, como en “Espérame mucho”, de Juan José Jusid (1983); “Los gringos” (1984) y “La memoria” (1985), estas dos últimas bajo la dirección de David Stivel.
Escribió el libro “Cuentos en serio” (Ediciones de La Flor, 2003), con prólogo de Joan Manuel Serrat y el libro “El silencio del final”; actuó en telenovelas y miniseries, pero sobre todo disfrutó hasta el último día de su vida el humor más cautivador que hayamos conocido.
Así los despidieron sus propios compañeros:
DANIEL
“Daniel, nuestro compañero, amigo y hermano, se ha ido. Nos ha dejado después de varios años de luchar con entereza y valentía contra la enfermedad que ya durante los últimos meses lo había mantenido postrado y alejado del escenario.
En Les Luthiers nos queda su entrañable recuerdo y su incomparable aporte a lo que somos y hemos sabido crear entre todos.
Hoy estamos de duelo. pero, aun tristes y doloridos, mantenemos nuestra decisión de seguir trabajando. Vamos a continuar con lo que mejor sabemos y más nos gusta, este bendito oficio de hacer reír a la gente. Es lo que quería Daniel”. Y lo firma LES LUTHIERS.