Los pasajeros de las distintas líneas aéreas encuentran en los bolsillos de sus asientos uno o varios ejemplares de revistas de lectura ligera para hacerle olvidar al viajero que está en una cápsula metálica que se desplaza a 800 kilómetros por hora flotando en el espacio a 30,000 pies de altura.
En un reciente viaje mi vista tropezó con una de dichas revistas, la cual traía una pequeña sección sobre curiosidades de la lengua castellana, que me parece interesante reseñar aquí.
Dice, por ejemplo, que la expresión Fulano de Tal es una redundancia, pues fulano deriva de la palabra árabe fulán que significa precisamente tal. Así, fulano de tal equivale a decir tal de tal.
La misma revista también nos cuenta que otra herencia que nos dejaron los árabes es la conocida expresión ¡ojalá!, que significa ¡Y quiera Dios! Proviene de wa (y) sha (quiera) Alá (Dios).
Decir quizás (o quizá) es como decir ¿Quién sabe? Quizás es una de las palabras castellanas que reúne dos expresiones latinas: qui (quién) y sapit (sabe).
Nuestra expresión tan familiar barriga -continua enseñándonos la citada revista deriva de barrica, es decir barril. Barriga es, pues, una comparación casi humorística con la forma de un tonel.
Asimismo, la revista en cuestión refiere que en el castellano muy pocos sustantivos femeninos terminan en o. Por ejemplo mano. ¿Por qué no decimos el mano? Porque en latín, manus es femenino. La forma cambió a mano, pero se conservo el género. También son femeninos estos términos: la libido, la dinamo, la foto, la moto, la radio.
Y así, leyendo la revista que nos ocupa, como quien no quiere la cosa, llegó el momento del aterrizaje y se acabó el viaje. Entonces pensé para mis adentros: ¡Ojalá que no me esté esperando Fulano de Tal, para no tener que darle la mano!