Curiosidad e investigación

Curiosidad e investigación

Curiosidad e investigación

David Alvarez

Toda investigación es preguntar. Pregunta quien algo sabe de una cosa, pero desconoce de la misma algo. Si fuéramos totalmente ignorantes o completamente omniscientes, no preguntaríamos.

Pero la curiosidad que conduce a preguntar, valga decir, investigar, no es un rasgo común en nuestra sociedad.

La satisfacción de nuestras necesidades por el mercado y la tecnología adormece el estímulo para la investigación en nuestros jóvenes, sumado a una educación que adoctrina y no genera pensamiento crítico.

Si continuamos memorizando números y fórmulas, en lugar de pensar matemática y científicamente; si enseñamos diptongos y triptongos en lugar de estimular la creación con el lenguaje; si enseñamos historia como ideología en lugar de hurgar críticamente en nuestro pasado; seguiremos matando la curiosidad de nuestros estudiantes.

O educamos para que sean buenos operarios exclusivamente o formamos seres humanos autónomos, capaces y pensantes.

Investigar implica problematizar el orden de la naturaleza y la sociedad, cuestionar el orden existente e imaginar posibles soluciones nunca antes pensadas.

La docilidad es enemiga de la creación, estudiar dogmáticamente milita contra el pensamiento investigador.

Quien asume ser curioso sabe que encontrará la hostilidad de la mayoría que está conforme con lo dado en sus existencias, incluso puede encontrar resistencia a intereses creados con el status quo. Desde la educación y la cultura se impone estimular la curiosidad en estudiantes y docentes, en profesionales y técnicos. Sin curiosidad no hay investigación.

Sin investigación no hay creación de nuevas realidades, ni conocimiento profundo de lo existente. En ellos nos jugamos el desarrollo como sociedad.



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