Los ingleses merecen admiración de pueblos cuyos ciudadanos quisieran disfrutar sus derechos como los súbditos del Reino Unido.
Pero para llegar a eso hay que cumplir con los deberes… Ulises Espaillat, considerado paradigma cívico del liberalismo dominicano del siglo XIX pese a que como comerciante farmacéutico sus intereses e ideas eran conservadores y paternalistas, decía: “¡Los ingleses! ¡Qué gente! ¡Buena carne, buenas leyes! Todo se lo han tomado para sí…”.
De Inglaterra me llega la definición del neologismo “ineptocracia”: “Un sistema de gobierno en que los menos capaces son elegidos para gobernar por aquellos menos capaces de producir riqueza y en el que aquellos ciudadanos menos capaces de sostenerse por sí mismos o alcanzar el éxito, son recompensados con bienes y servicios pagados con recursos confiscados del patrimonio del decreciente grupo de productores”.
¡Líbrenos Dios de semejante cacatopia!
Aunque también son temibles los “espaillalitos” modernos, si recordamos que su ineptitud de 1857 trajo a Santana, la Anexión, etcétera… Con la política tan complicada como está, soñemos ser ingleses, ¡cumplamos nuestros deberes!
