Cuidar como una madre

Cuidar como una madre

Cuidar como una madre

Altagracia Suriel

A propósito del día de las madres, es pertinente abordar la grandeza de la relevancia de este rol en la vida de las personas y para la humanidad.

El mismo Dios quiso tener una madre y vivir esa experiencia. Ser madre es la más sublime de todas las condiciones humanas. La que más se asemeja al Creador. Como dice Rudyard Kipling, como Dios no podía estar en todos lados, por lo tanto, hizo a las madres.

La madre es la que gesta la vida y la protege con cuidados expresados en altruismo, compasión, solidaridad, perdón, alegría, bondad, fe y todo lo bueno que puede anidar en su corazón un ser humano. Ser madre es dar ese amor sin condiciones, que lo entrega todo y no espera nada.

El cuidado de una madre en la primera infancia es imprescindible para la supervivencia. Los estudios sobre niños en orfanatos de Rumanía han demostrado que la inexistencia de ese cuidado de madre incrementa la mortalidad y retarda el desarrollo infantil. Con ello se comprueba que el ser humano puede prescindir de muchas cosas en la vida, pero nunca del amor incondicional.

El Dalai Lama, en varios de sus libros, entre ellos el Arte de la Felicidad, nos exhorta a cuidar del otro como una madre como base para construir un mundo más humano basado en la armonía y la paz. Si todos nos cuidáramos como madres hubiera menos guerra, violencia, maltrato, abusos, crímenes y atentados contra la dignidad humana.

También tenemos que cuidar como una madre a nuestra Madre Tierra, que nos alberga y nos ha protegido por miles de año pese a toda la contaminación con que la hemos lacerado.

Si queremos una sociedad mejor, cuidemos como una madre, porque, como nos recuerda el Papa Francisco “un mundo que mira al futuro sin mirada materna es miope. Podrá aumentar los beneficios, pero ya no sabrá ver a los hombres como hijos.

Tendrá ganancias, pero no serán para todos. Viviremos en la misma casa, pero no como hermanos. La familia humana se fundamenta en las madres. Un mundo en el que la ternura materna ha sido relegada a un mero sentimiento podrá ser rico de cosas, pero no rico de futuro”.



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