Bien dice Charles C. Noble cuando afirma que “primero hacemos nuestros hábitos, después nuestros hábitos nos hacen a nosotros”… pues cada uno de nuestros éxitos o fracasos es el resultado de lo que hacemos y cómo lo hacemos… en pocas palabras: es cuestión de hábito.
Leer sobre los hábitos y cómo estos, buenos o malos, van dando forma a nuestro presente y construyendo nuestro futuro, se hace necesario, pues pocos tienen real conciencia de las rutinas que forman parte esencial de su ser y de su vida, ni cómo lo que hacemos de manera reiterada puede afectar nuestros resultados.
Pocos nos detenemos a pensar porqué hacemos tal o cual cosa y por ende siempre cuestionamos nuestros resultados… y, aunque leemos constantemente la frase de Albert Einstein: “Si buscas resultados distintos, no hagas siempre lo mismo”, no nos damos cuenta o, peor aún, no queremos asumir el reto de evaluar sin apasionamientos lo que hacemos en lugar de culpar a otros o las circunstancias. Es más fácil no asumir la responsabilidad y compromiso.
La buena noticia es que los hábitos se pueden aprender y también desaprender. La mala, es que no es nada fácil. Somos animales de costumbres. Cambiar requiere algo más que unos pequeños cambios en nuestra vida… requiere de un real compromiso con lo que somos y queremos ser.
Leí por ahí que para cambiar de hábitos, adquirir uno nuevo que nos va a beneficiar o eliminar uno que nos está perjudicando, requiere una dedicación absoluta y, sobre todo, una motivación superior.
Recuerda: Si no estás feliz con tus resultados, revisa tus hábitos.