Hace algo más de un año República Dominicana estableció relaciones diplomáticas con la República Popular China y los Estados Unidos de inmediato hicieron saber su desagrado por tal medida, obviando que ellos habían hecho lo mismo muchos años antes.
Luego de muchos meses de no tener embajador nombrado en República Dominicana, designaron una embajadora, la cual tomó posesión solo para ser llamada pocos días después por el Departamento de Estado a consultas junto con los embajadores estadounidenses de Panamá y El Salvador, países que también habían establecido relaciones diplomáticas con China.
En sus declaraciones dejaron claro que respetan la soberanía de los países, pero que utilizarán todas sus “herramientas” para garantizar sus intereses en la región.
Se encargaron de que sus mensajes no verbales llegaran ahora de manera verbal.
El Presidente dominicano que adoptó esa medida termina su período en 2020 y está impedido constitucionalmente de presentarse nuevamente como candidato presidencial, pero de repente toma fuerza un movimiento para habilitarlo para que pueda optar por la reelección.
No cunde el pánico porque los reeleccionistas carecen de los votos en la Asamblea Nacional para pasar una reforma constitucional.
Hasta que un día el líder de 14 o 17 diputados del principal partido opositor dice que está en contra de la reelección, pero que no les baja línea a los suyos. A partir de ahí surgieron las dudas.
La diplomacia hizo visitas de cortesía y mensajes no verbales hacían entender que los legisladores de partidos que rechazan la reforma que votaran en la asamblea contrario a esa línea perderían la posibilidad de ingresar a Estados Unidos. La visita diplomática, muy cortés, fue a los dos líderes de ese partido.
El ímpetu reeleccionista se aplaca, pero se reaviva y el mensaje no verbal se disipa.
El miércoles pasado, desde las primeras horas de la mañana se pudiera pensar que había una decisión de introducir y aprobar la ley de convocatoria a la Asamblea Constituyente y por eso la Cámara de Diputados, de manera extraña, convoca sesión para el viernes.
El entusiasmo reeleccionista del Senado se preparaba para aprobar la ley en dos lecturas consecutivas, el jueves sería el lapso de las 24 horas para llegar a la Cámara de Diputados, hemiciclo que, ya convocado para el viernes, podía aprobar la pieza, al menos en primera lectura.
Pero nada de eso ocurrió. ¿Fue todo especulación? Algo extraño por la calidad de las informaciones recibidas, pero lo cierto es que no había ocurrido lo que se había advertido.
Los dos líderes del partido de oposición que habían lucido “prudentes” se pronuncian con fuerza contrarios a cualquier intento de restablecer la reelección.
¿Qué había pasado que el día terminó tan distinto a como se había planeado?
Los americanos se encargaron de mostrar la pieza que faltaba. La cabeza del Departamento de Estado, en persona, llamó al Presidente dominicano para manifestarle su interés de que se respete la Constitución, especialmente con miras a las elecciones de 2020.
Los silencios del Presidente mostraron su valía, pues él no ha dicho nada con relación a restablecer reelección, y sigue sin decirlo.
Gran parte de esta narrativa puede ser catalogada como simple cuento de camino. Crea lo que a usted le parezca.