Porque… “No hay viento favorable para el
Que no sabe hacia dónde va”
Los hombres que deliberan sobre
Cuestiones difíciles deben estar libres
De odio, amistad, ira y lastima.
Cayo Julio César.-
Consciente como el que más, de que en este país todo se mueve por y por la política y que estos últimos llegan hasta el ridículo para justificar todo, sostengo que hay que llevarse del que más sabe, del más viejo, del más sabio e inteligente, aunque siempre manteniendo la reserva para tu propio análisis y decisión, porque de alguna manera serás el beneficiado o el perjudicado y el día que se hunda el turismo internacional –porque el nacional es difícil hasta para los políticos-, ese día nos hundiremos todos con él.
La tormenta se avecina y los que deben verla no la quieren ver pero, no hay que desesperarse, aun sea la tendencia del espíritu y mente ante la impotencia que padecemos, siendo mejor ponerle atención al viejo adagio de los longevos chinos, de que no temas ir despacio, témele al estar parado y mientras respiremos debemos continuar con la misma cantaleta, aun sea solo para molestar.
Hay muchos que prefieren tapar el sol con un dedo mientras los más perversos se beneficiaran de los destrozos que se producirán cuando por negligencia o prepotencia nos llegue la cruda realidad. Articularan toda clase de argumentos para variar la verdad y la realidad que muchos ven, pero que el político aspirante dice que todo está bien y mejorando con relación al turismo.
Pero, todas nuestras desgracias, las que han ocurrido y continuaran aconteciendo, aun aquellas propias de la naturaleza, han sido pre-establecidas por nosotros mismos, es decir, por las acciones mostrencas de nuestros políticos y la pasividad del pueblo. Y lo grande del caso, es que hasta nos hemos acostumbrado a las justificaciones de nuestros políticos verdugos. Y claro que este comportamiento nos ha llevado al pensamiento negativo de encontrar hasta consuelo dentro de todos nuestros fracasos.
Nos gusta la vida fácil y el progreso sin esfuerzos y de ahí, el auge de las distintas mafias que operan en todos nuestros estamentos. Llámense choferes; asociaciones de profesionales y hasta clanes malditos de políticos, donde las humillaciones se han convertido en algo parecido a una penitencia eterna.
Cuba comienza a sacudirse, todos lo ven pero no quieren admitir que ese movimiento aquí causara temblores y muy fuertes. Ya en los años cincuenta, Cuba era una potencia en cuanto a turismo y “facilidades” que atraían gente… ¡Mucha gente! Pero, para nosotros es más fácil morir llenos de fantasías y contemplaciones que luchar para conseguir mejor vida.
Que creo y considero que somos vagos, claro que sí. Quizás un orden secreto producto de nuestros orígenes nos hace confundir las cosas, algo así como Guacaraganix. No queremos admitir que necesitamos despojarnos de nuestro viejo proceder el cual está ya más que viciado, para enfundarnos en otro tipo de pensar y actuar.
Ir a Cuba como turista es algo diferente a lo que acontece aquí haciendo el mismo papel. Solo en los hoteles todo incluido es que en la mayoría de los casos usted no se siente timado, mal tratado y peor servido. Si se detiene en algún kiosco de mala muerte mientras camina por nuestras playas, fácil le da un patatús. Mil tigüeres acosándolo y si osa pedir una simple cerveza pequeña en la barra en uno de esos antros, que normalmente cuesta unos 70 u 80 pesos en cualquier otro lugar, tenga por seguro que ahí le costara 180, sin que aparezca ningún Chapulín.
¿City tour?, nada, no señor, porque a nuestros hoteleros no les gusta hacer gastos para satisfacer el cliente, lo único que les interesa es su dinero. Montarlos en camiones que más bien parece como si transportasen un ganado, como si estuviésemos en un safari en África, ¿o eso es lo que pretenden vender? Y de así ser, entonces ¿el turista criollo es poco menos que basura?
Pero estamos en política y todo está bien o mejor que bien, ¡mentira! No hay turista que tenga la facilidad para conocer las zonas hoteleras o playeras sin ser víctima de los pobres padres de familia. En Cuba, España por decir algo, desde horas de la mañana hasta horas nocturnas, por cinco o diez dólares se conoce la ciudad entera, bajando del bus cuantas veces lo desee pero en esta plutocracia no se puede tocar esa tecla. ¡Si señor!