Me preguntan lectores por qué, pese a considerarme aun amigo suyo y que fue excelente presidente tres veces, estimo que Leonel Fernández no es el mejor candidato del PLD.
Diré algunas razones. Primero, ya gobernó doce años, la primera de ellas desde 1996, hace casi un cuarto de siglo. Segundo, pese a consejos y advertencias de amigos, Leonel insiste en la mala compañía de sujetos que figuran en la lista Magnitsky, sancionados como grandes corruptos internacionales por Washington. Ello sugiere que si vuelve al Palacio llevaría consigo esa misma gente.
Tercero, el “danilismo” de la mayoría de los aspirantes a regidores, alcaldes, diputados y senadores, nominados con influencia de sus Comité Central y Comité Político, indica que difícilmente esa maquinaria lo favorecerá. Si ganase la candidatura, la separación de elecciones no ayuda a Leonel.
La magnitud de la inquina entre fanáticos de ambas facciones moradas dificultaría muchísimo que Leonel gane. Cuarto, un torneo entre Gonzalo y Abinader significará el esperado relevo generacional. Cada uno supera muchísimo al inexperto Leonel de 1996.