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Cuatro leyendas de colores en el PRM

Entre los miles de miembros del PRM ha comenzado a difundirse la especie de terminar rápido con el proceso de escogencia del candidato presidencial.

O sea, ir como caña para el ingenio. Aun antes de construir la maquinaria organizativa. Es decir, el virus tradicional de la precipitación que a menudo nos contamina comienza a tomar cuerpo. Para esos fines se han presentado ante los medios cuatro leyendas de colores.

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Primera leyenda: el tiempo apremia. El mundo se va acabar si el PRM y la Convergencia no eligen a su candidato de inmediato. Inclusive, se habla de tomar decisiones para antes de diciembre.

Es una forma simplista de resolver los problemas de un plumazo, al margen de la opinión de las bases, fuente y materia prima de una verdadera concepción y practica socialista democrática.

Sin embargo, faltan 17 meses para las elecciones de 2016. Es decir, tiempo suficiente para que el PRM elabore su Declaración de Principios, estatutos y programa mínimo, termine de organizar su equipo de dirección en todo el país y proceda a construir su registro de militantes y después tome la decisión de elegir a sus candidatos avalados por la dirección provisional.

Segunda leyenda: no hay dinero para financiar una convención. Pero si hay dinero para financiar encuestas. No obstante, de un tiempo a esta parte miles de perredeístas de todo el país agrupados en la corriente PRD mayoritario se movilizaron sin gastos extraordinarios, utilizando sus propios recursos para llegar constituir las bases de lo que hoy es el PRM.

Pero, ¿cuál sería el universo sobre el cual se realizaran dichas encuestas? ¿Cuánto costarán tres encuestas?, ¿quien las va a financiar?, pero sobre todo, ¿los candidatos aceptarán sus resultados?

Tercera leyenda: una convención traerá problemas . Reyertas. La experiencia en el PRD ha sido traumática, etc.

Pero no se criticaba al grupo de Miguel Vargas Maldonado de no querer celebrar una Convención transparente, y ahora, se pretende celebrar un acuerdo entre dos personas, dejando a miles de militantes sin poder expresar sus preferencias. Claro, una Convención puede traer riesgos, problemas, conflictos, es un desafío, pero estos problemas serían menores que utilizar la vía expedita de encuestas o acuerdos entre bastidores.

El desafío de una Convención es atreverse a realizarla, demostrar precisamente que somos diferentes, que estamos construyendo una organización nueva, de principios, donde el poder de las bases se transmita por todas las venas de la organización sentando un ejemplo en el sistema de partidos.

Si salimos airosos de esta prueba podemos exhibir ante la opinión pública nuestras credenciales de una organización diferente. Si por el contrario, fracasamos , olvídense de PRM.

Cuarta leyenda: un acuerdo entre los candidatos para repartirse las candidaturas será bien recibido por el 99 por ciento del PRM. Craso error.

La tesis a menudo socorrida por algunos militantes de que “pónganse de acuerdo arriba que abajo no hay problemas’’ es una solemne mentira comprobada por nuestra experiencia personal de más de 20 años de experiencia política. En las bases hay tantos problemas como en las cúpulas partidarias.

La unidad solo se construye con una orientación correcta, definida en una táctica y programa, resultante de una discusión colectiva donde la democracia impere de arriba abajo y de abajo a arriba.

FafaTaveras ha insistido con mucha razón en que lo primero es definir qué tipo de sociedad pretendemos construir y para qué queremos ir de nuevo al poder. Resolvamos eso primero y todo lo demás podrá ser resuelto sin grandes problemas, incluyendo las candidaturas. Así de simple es la cosa.

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