Santo Domingo.-Ya han pasado 170 años de aquella histórica noche, cuando un grupo de valientes hombres disparó un trabucazo en la Puerta de la Misericordia, que sirvió como señal para izar la bandera dominicana y gritar al unísono ¡Dios, Patria y Libertad! y tomar por asalto la Fortaleza Ozama, cuartel de las tropas de ocupación haitiana.
Durante 22 años los haitianos ocuparon el que sería territorio dominicano e intentaron imponer su idioma y costumbres, incluso, obligaron a publicar los documentos oficiales en francés y otras medidas que atentaban contra los ciudadanos de la parte oriental de la isla.
Los 22 años de ocupación por los haitianos inició justo después de que el escritor José Núñez de Cáceres declarara la independencia de la colonia, llamándola “Haití Español”, el 1 de diciembre de 1821, que luego se denominó como la “ Independencia Efímera”.
Debido al poco apoyo internacional, a tan sólo nueve semanas de que Núñez de Cáceres declarara la independencia, las fuerzas militares de Haití, dirigidas por el general y político Jean Pierre Boyer, ocuparon el territorio dominicano en 1822, que había sido cedido por España a Francia.
Tras la toma de posesión, fueron muchas las medidas impuestas por Boyer para asegurar la unificación, algunas a favor de los haitianos y otras en contra de esos nacionales y de los criollos.
Entre las principales está la abolición de la esclavitud, que aunque benefició alrededor de 8 mil esclavos, los obligó a permanecer trabajando en las parcelas de tierra, tratando así de conciliar sus intereses económicos, políticos y sociales.
Asimismo, internacionalizó los mecanismos jurídicos y políticos, dividiéndolos notablemente en diversas unidades, dispuso la medida de representatividad de las poblaciones por electores en diversos niveles y la puesta en vigencia del Código Civil Francés en la isla.
También impuso el servicio militar, restringió el uso de la lengua española y eliminó las costumbres tradicionales, como las peleas de gallos. Reforzó la percepción de que los dominicanos eran diferentes a los haitianos en “idioma, raza, religión y costumbres nacionales”.
Ya no más!!!
Mientras iban pasando los años con el yugo haitiano, crecía entre un grupo de dominicanos la indignación y el coraje por los abusos y brutalidades cometidos por los haitianos.
Y es que la limitación de celebraciones de las fiestas religiosas, la obligatoriedad de las labores agrícolas, la prohibición del idioma español en los actos y documentos oficiales, de los juegos de gallos y de azar, el reclutamiento militar de todos los jóvenes y el pago de los impuestos, fueron medidas que contribuyeron a que los jóvenes gestaran el movimiento independentista.
Valentía
No fue hasta el 16 de julio de 1838 cuando aquel jovencito llamado Juan Pablo Duarte decidió formar, junto con otros liberales dominicanos la sociedad secreta La Trinitaria.
El nombre de esa sociedad fue porque sus nueve miembros originales se habían organizado en grupos de tres, quienes iban reclutando más personas en secreto, a la cual más tarde se unieron Francisco del Rosario Sánchez y Matías Ramón Mella.
Rápidamente iban llegando muchos reclutados a la sociedad secreta, pero fue descubierta, por lo que permaneció en la clandestinidad con el nombre “La Filantrópica”.
Sin embargo, continuaron conspirando contra los haitianos. Pasaron algunos años, mientras la conspiración aumentaba, pero en 1843, la revolución tuvo un gran progreso: los trinitarios se unieron al Partido Liberal Haitiano que derrocó al entonces presidente Jean Pierre Boyer.
Luego de ese hecho, el sustituto de Boyer, Charles Riviere-Hérard, encarceló algunos trinitarios y obligó a Duarte a abandonar la isla.
Mientras estuvo exiliado, Duarte buscó apoyo en Colombia y Venezuela, pero no tuvo éxito y en diciembre de 1843 los rebeldes le pidieron que regresara, ya que tenían que actuar con rapidez ante el temor de que los haitianos descubrieran su plan.
Sin embargo, Duarte no pudo llegar a tiempo por estar aquejado de salud.
La gran noche
Luego de varias reuniones para dar los toques finales a aquella gran hazaña, los trinitarios decidieron que sería el 27 de febrero de 1844 el día en que la parte este de la isla sería libre e independiente.
Esa noche, los rebeldes liderados por Sánchez, ante la ausencia de Duarte, se congregaron en la Puerta de la Misericordia y ante la vacilación de algunos de los complotados Mella tiró el trabucazo que los comprometió a todos, y Sánchez izó la bandera tricolor, gritando todos al unísono el lema ¡Dios, Patria y Libertad!.
Luego los patriotas se dirigieron a la Fortaleza Ozama y la tomaron por asalto, la guarnición haitiana se rindió ante el arrojo de las tropas criollas.
Esa histórica noche nació la nación que soño Duarte, la República Dominicana, que hoy cumple 170 años.