¿Cuándo progresa una economía?

¿Cuándo progresa una economía?

¿Cuándo progresa una economía?

Al tratar de interpretar el progreso o la prosperidad de la economía se debe ser muy prudente ya que esta no ha resultado lineal para el total de países que conforman el globo terráqueo, en el entendido de que tal característica ha resultado asimétrica, heterogénea y desproporcionada entre países. Desde la perspectiva de la teoría económica se entiende que la prosperidad económica es la expresión de una cierta acumulación de riqueza, activos o beneficio que impacta de manera positiva en la totalidad de la población en una mejoría de su calidad de vida y la actividad económica
en sentido general.

Al pensar en el progreso económico de los países a escala global, lo primero que sale a relumbrar es la imperiosa necesidad de persistir en apostar por un crecimiento  económico alcanzable en el corto, mediano y largo plazo de manera sostenible y no de corte coyuntural con vulnerabilidad. Planteado de esa manera ha de sugerirse que simultáneamente al desempeño económico en el largo plazo, sugiere que en la sociedad deben compenetrarse unas fuerzas subyacentes capaces de sostener una visión estratégicas que han de orientarse más allá de la coyuntura económica y política.
Para la economía es fundamental buscar una explicación objetiva y adecuada sobre las discrepancias existentes acerca del desarrollo económico y la prosperidad que existen entre los diversos países. En tal sentido, se sostiene el enfoque de que el progreso económico de los países tiene una alta dependencia de la capacidad que se tenga para impulsar un fortalecimiento institucional e incentivar la inversión en educación, innovación tecnológica y lograr un eficiente uso de sus recursos naturales, humanos y de capitales.

Para concebir, interpretar y evaluar el progreso económico de los países es esencial que se utilicen criterios sobre los cuales se sustenta el desarrollo económico y no reducirse a simples descripción numérica. Para sostener que una economía progresa y alcanza un aceptable nivel económico este ha de estar respaldado por políticas económicas efectivas y un entorno económico que permita viabilizar el desarrollo económico y social al que se aspire.

En virtud de que el progreso o prosperidad de la economía de un país se mide mediante indicadores cuantificables, eso permitiría tener una precisión del progreso o deterioro por el que transita una economía, lo que ha de expresarse a través de la producción y la sostenibilidad fiscal y monetaria. En efecto, la prosperidad o progreso de una economía se caracteriza por una inflación baja o moderada, niveles de desempleo bajo, dinamismo de las exportaciones y un crecimiento económico elevado y sostenible, variables estas que han de impactar de manera positiva en la calidad de vida de las personas, mejoría en la educación, innovación tecnológica y la mitigación en el grado de inequidad o desigualdad socioeconómica.

Una mirada a los niveles de inflación desde una perspectiva macroeconómica permite inferir que una de las consecuencias trascendental de este flagelo se manifiesta en que un incremento desmedido en los precios de los bienes y servicios tiende a traducirse en un deterioro en la capacidad de compra de los consumidores. Por igual, cuando se inicia una escala alcista de los precios y estos, a su vez, se elevan superando el tamaño en que los ingresos crecen, es axiomático y lógico que se observe una perdida de la capacidad de compra del dinero que las personas tienen en su poder, esto es que ya el dinero no alcance para comprar los bienes y servicios como se hacía en el pasado reciente, significando esto una pérdida del poder adquisitivo, implicando esto una
situación de incertidumbre y distorsiones mayúsculas en la economia.

 

En relación al nivel de desempleo el impacto de este es una estocada mortal para la economía ya que el gasto de los consumidores se contrae provocando que la demanda de bienes y servicios se desacelere de manera sorprendente. Ante tal situación, en lo inmediato se refleja es un espacio de descenso de la producción, con despidos y paralización económico, fruto de un fuerte desequilibrio en el mercado laboral desfavorable a la estabilidad económica y social con incremento en los niveles de pobreza y una situación salarial de precariedad extrema.

Por su lado, para la economía de un país es fundamental una mayor conexión con los diferentes países sosteniendo fuertes vínculos comerciales a través de las exportaciones en procura de aspirar a mantener una balanza comercial equilibrada con lo cual se logra fortalecer la eficiencia económica de un país frente a sus iguales. Pues como se sabe, las exportaciones de un país tienen una relación directamente proporcional con el nivel de renta del exterior de una manera positiva, así como una relación negativa con el tipo de cambio real, por tanto, lo cual es primordial en las relaciones económicas internacionales.

Para completar los componentes del progreso de una economía, hay que incluir el crecimiento económico ya que este se convierte en el transcendental indicador con el cual se mide la actividad económica de un país ya que refleja la variación porcentual en la que crece el tamaño de la producción y la riqueza nacional. Es indiscutible que el crecimiento económico es fundamental en la medición del progreso de una economía, aunque insuficiente para lograr un bienestar y desarrollo pleno ya que aunque hayan tasas de crecimiento económico elevadas, pero si solo se beneficia una minoría se mutila la prosperidad, la justicia social, el desarrollo y se fomenta la inequidad y la desigualdad.



Daris Javier Cuevas

Economista-Abogado Máster y Doctorado en economía Catedrático de la UASD