Hugo López Morrobel
Los propietarios de equipos de Grandes Ligas y el Sindicato de Peloteros han mostrado en todo este trayecto de negociaciones para el inicio de la temporada, altos grados de incoherencia, e incluso irracionalidad, para no arribar a un acuerdo satisfactorio entre las partes.
Lo económico, más que la preocupación por la salud de los propios actores , ha sido definitivamente el aspecto discordante e irreconciliable en las pláticas.
Todos afirman que desean arrancar, sin embargo, no han podido encontrar un punto medio que dé al traste con las constantes contradicciones después de meses de ir y venir tras una solución armoniosa y deseable para ambos.
El comisionado Rob Manfred reiteró que hay casi un 100% de probabilidades de comenzar, pero al momento tras estar cerca de un acuerdo, siempre surgen elementos, siempre económicos, que traban esas aspiraciones.
Están jugando con fuego y si fracasa la temporada, se daría paso a una contracción económica de grandes proporciones, en especial para aquellos jugadores que ya están en la postrimería de sus carreras.
Además, el béisbol caería en un punto muerto que sería aprovechado por otros deportes que están a punto de iniciar. Las negociaciones con ese «tira y jala» , no saldrán por buen camino, por el contrario, siempre será empedrado, porque en este tipo de «guerra» hay que flexibilizar las exigencias, que parecería en este caso se hacen más incompatibles mientras pasa el tiempo.
Ante posiciones irreflexivas e infortunadas, no hay duda de que los dolores de cabeza serán tan fuertes que podrían conducir indefectiblemente a un “ derrame cerebral” con consecuencias impredecibles y catastróficas.
Una máxima marxista afirma que las clases no se suicidan, cuando se refiere a grupos relacionados de manera directa a la propiedad y a los medios de producción, pero en este caso, todo indica que si no se produce un cambio urgente de mentalidad entre peloteros y propietarios, nadie podría impedir que se encaminen hacia un “suicidio colectivo”.
RADARES.- A días de las elecciones presidenciales, la dirigencia política, en los planos bajos e intermedios de las tres principales organizaciones, se mantienen en las calles prometiendo “villas y castillos” a favor de atletas activos y retirados, así como un incremento en el presupuesto que hoy recibe el deporte.
Ojalá que esas promesas se conviertan en realidad, y que se eleve a un 3% del presupuesto nacional a favor de ese sector.
