SANTO DOMINGO.- El 14 de septiembre del 2007 fue un día que marcó la vida de Máxima Fernández Jiménez, justamente ese día perdió a su padre.
Según nos cuenta Fernández Jiménez ese día fue el más doloroso de su vida.
«Cuando perdí a mi padre, una parte de mí se fue con él, nunca había pasado por una pérdida familiar y la muerte de mi progenitor era algo para lo que yo no estaba preparada», dijo Fernández visiblemente consternada.
Dionicio Fernández nació en La Vega y a la edad de 16 años se casó María Vicenta Jiménez con la que sería su compañera de vida hasta el momento de su fallecimiento a la edad de 86 años.
«Papá era un hombre llenó de vida y hasta el momento de su fallecimiento no sufría de ningún tipo de afecciones de salud, tras una caída de sus propios pies le dio un derrame cerebral que le afectó gravemente la salud y a los dos meses de ese proceso murió.
«Mi familia fue muy unida, nosotros éramos 9 hermanos nacidos entre La Vega y María Trinidad Sánchez, ahora solo quedamos 8 ya que mi hermana mayor falleció el 12 de enero del 2016, otro hecho de dolor que nos marcó como familia y luego en el 2018 mi madre falleció a causa de leucemia a los 87 años, ahora mi sustento son mis hijas y mi esposo que siempre están ahí conmigo para apoyarme porque hay días que amanezco muy mal recordando que ya ellos no están conmigo», explicó Fernández Jiménez.
Mi padre fue un hombre maravilloso, que nos crió a mí y mis hermanos para ser hombres y mujeres de bien.
«Yo siempre fui su consentida, yo era la más pequeña de sus 5 hijas y 4 hijos, me cuidaba con recelo y siempre estaba pendiente de mí», agregó.
A pesar de que los primeros años de mi niñez estuve a cargo de mi hermana Lidia que se había casado y se trasladó a vivir a Santo Domingo, quien desde que nací me cogió cariño y como se había casado y no tenía hijos me pidió y me cuidó hasta que cumplí los 10 años y luego volví a mí natal María Trinidad Sánchez.
«Papá nunca se descuido de mí siempre me daba vuelta, cuando le dije a mi hermana que quería irme con mis padres ella no se opuso, papá me esperaba con los brazos abiertos para cuidar de mí», expresó.
Cada día del padre recuerdo a mi progenitor y se que desde el cielo me está cuidando.