«Las ciudades perecen cuando no saben distinguir los buenos de los malos».
Antístenes, filósofo griego
Don Freddy Beras Goico, grande y único del arte dominicano, popularizó un personaje llamado “Morrobel”, un político fuera de lo común cuyas respuestas nos sacaban carcajadas cada vez que era entrevistado.
Hoy menciono esto por la vergüenza ajena que me produjo escuchar la respuesta vacilante y cantinflesca de un precandidato a diputado por el Congreso Nacional de la República Dominicana en una entrevista radial cuando su interlocutor le preguntaba sobre cuáles eran las propuestas que este tenía como oferta al electorado de su circunscripción.
Parecería que tal cuestionamiento lo tomó por sorpresa, ya que cambiaba de tema, y pese a la insistencia del periodista, el aspirante no supo dar respuesta ni precisar que es lo que le ofrece a la población, por lo cual, la conversación terminó con un consejo a los oyentes por parte del entrevistador sobre la importancia de saber por quienes se debe o no votar.
Es increíble cómo personas que no tienen vocación de servicio, ni una hoja de vida que avale el beneficio que le han aportado a su comunidad, se toman una foto, la editan, y en vez de presentar soluciones a los problemas que aquejan a la sociedad, se amparan en un eslogan que ellos entienden pegajoso, basándose su pre-campaña simplemente en una chercha. El problema radica cuando “Morrobel” le gana a las ideas, y nosotros los votantes nos equivocamos…
La prensa dominicana ha documentado casos de legisladores que ni siquiera cumplen con ir a la mayoría de las sesiones de la cámara a la que pertenecen. Tenemos municipios que han retrocedido y están viviendo en carne propia el mal manejo de los recursos por el solo hecho de elegir a un alcalde cherchoso o popular.
Es una complicidad de nosotros como pueblo y de los partidos políticos convertir a personas incapaces de manejar nuestros impuestos, en personas “capaces” de manejar nuestros impuestos.
Es cierto que la Constitución dominicana nos da derecho a todos de elegir y de ser elegidos, pero, una cosa es querer y otra muy diferente es poder.
No hay que ser una eminencia y tener un PHD en Física para ser político, ni ser rico o pobre, simplemente, cumplir y hacer cumplir las leyes.
Pienso, que es lamentable que la mayoría de los postulantes a cargos públicos que de verdad tienen vocación de servicio no son quienes tienen sus rostros en las boletas electorales, quizás, porque no tienen los recursos que se necesitan para montar una campaña y mucho menos para comprar votos, o porque los pequeños caudillos y eternos candidatos siempre les cortan el paso, o peor aún, son buenos candidatos, pero pertenecen a fuerzas no tradicionales.
Tenemos que ser votantes cada vez más críticos y exigentes a la hora de marcar el rostro de un candidato y así impedir que muchos como «Morrobel» le ganen a las ideas.