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Crucemos los dedos

Junto con la rememoración de la Primera Guerra Mundial, asistimos este verano de 2014 a un peligroso activismo bélico, animado por hechos que tienden a envolver al mundo occidental en una vorágine como aquella desatada por la declaración de guerra del Imperio Austro-Húngaro contra Serbia un 28 de julio de 1914, al que se sumaron, unos tras otros, los grandes poderes europeos de la época con la ligereza de quien entra en un salón de fiesta.

Un mes antes de aquel fatídico día, un nacionalista serbio, GavriloPrincip, había asesinado al archiduque Francisco Fernando, heredero del referido imperio, y a su esposa Sofía Chotek en una calleja de Sarajevo.

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Algunos hechos recientes nos hacen sentir la tensión desde Oriente, alrededor de Europa y hasta América. Veamos:
—Primavera Árabe: efecto dominó en el norte de África; sólo se ha resistido Siria, acaso por el fuerte compromiso de Moscú.
—Estados Unidos permanece empantanado en Afganistán, a donde llegó tras los pasos de Osama Bin Laden luego del 11 de septiembre de 2001.

—La filtración masiva de información sensible del gobierno de Estados Unidos, su divulgación (Wikileaks) y la frustración del enjuiciamiento de Julián Assange.

—Edward Snowden (son los anarquistas de estos tiempos) propicia el segundo revés informático al gobierno de Estados Unidos con la filtración de información sensible sobre la vigilancia a través de la Internet.

—Moscú juega una carta marcada al decidirse, el 1 de julio de 2013, por darle protección a Snowden.

—Tensión sobre Crimea y la utilización de un movimiento separatista como cuña para hacerse desde Moscú con el control del gas.
—Un avión de la aerolínea MalaysianAirlines, con 295 personas a bordo, es derribado con un misil cerca de la frontera entre Ucrania y Rusia.

—Caída nacional e internacional de la buena imagen del presidente Barack Obama.

—Notable activismo internacional del líder ruso Vladimir Putin, y el retorno del miedo de Europa del Este a Moscú.
Los líderes mundiales de nuestros días deben de tener más experiencias a su disposición que aquellos de 1914, pero hoy, como entonces, todos creen que entrar en lisa puede llegar a ser un juego pirotécnico realizado desde plataformas lanzamisiles o aviones no tripulados.

Cuando uno mira la gama de los intereses alrededor del mundo y la distribución de capitales se ve tentado a decirse: nada pasará. Pero tanta tensión en el centenario de la Gran Guerra no puede ser si no, elemento para la preocupación.

Esta coyuntura se ha mudado y hace hincapié en el lugar donde alguna vez habitaron los cosacos (Ucrania y Rusia), conocidos por su espíritu y destreza militar.

Crucemos los dedos, porque desde 1914 todas las victorias son pírricas.

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