Crispación y abandono

Crispación y abandono

Crispación y abandono

El término “crispación” es muy parecido al de “exasperación” y al de “irritación”. ¿Existirá una mejor definición de cuanto padecemos que esa palabra que, en términos sociales, bien puede significar un estado de ira, de profundo disgusto?

Cierro los ojos y, en mi mente, observo a la princesa Letizia Ortiz caminando despacio por una vereda fangosa y casi a punto de resbalar y caerse, (gracias a Dios que no ocurrió). Releo una reflexión de Adriano Miguel Tejeda (Diario Libre) y me estremece la conciencia lo que se califica como “vergüenza ajena”.

¿Para colocar dos tinacos sobre una base de bloques de hormigón de dos metros necesitamos del apoyo financiero de España? ¿O para establecer un proyecto de guineos en el que laboran once personas de las cuales siete u ocho son de origen haitiano? ¿Qué sentiría esa ilustre dama cuando los infelices moradores a los que ofreció su real visita le suplicaron interceder ante las autoridades para que se construya un tramo carretero que demandan desde hace muchísimos años?

¿Qué pasaría por la mente de Su Alteza en el curso del aristocrático almuerzo que le fue ofrecido en su honor en el Palacio Nacional, tras recorrer esos ámbitos de miseria devastadora y confrontarlos con esas demostraciones pomposas de lujo, dinero, bienestar?

Por ahí anda el menú de las soberbias y exclusivas exquisiteces servidas. ¿Habrá algún lugar dónde ocultar la cara por aquello que se denomina “vergüenza ajena”? “Reina Letizia constata pobreza en comunidad de Monte Plata”. Titular del “Hoy” del 22 de mayo.

Evidencias del disgusto y la crispación por estas despiadadas incongruencias se produjeron en el barrio de Herrera donde hace algunos meses un individuo mató a cuatro mujeres.

Esta vez, el resultado fue de tres muertos a balazos y machetazos y un infante baleado “por el disgusto provocado por un vehículo indebidamente aparcado”. Recordemos al oficial que mató una joven por un ligero roce a su vehículo.

La irracionalidad, la violencia, el desbordamiento, afloran por todas partes. Eudy de Jesús Parra asesinó a su padre Jesús Parra Castaño a puñaladas porque, supuestamente, este lo discriminaba frente a sus hermanos.
Mientras, los precios de los combustibles siguen su escalada alcista impactando más una economía en entredicho y anulando las posibilidades de enfrentar los verdaderos problemas.

Las secuelas de estas alzas se evidencian al instante en la clase media y entre los más vulnerables.

“Las deudas individuales de los dominicanos a través de las tarjetas de crédito sumaban 51 mil 188 millones hasta febrero de 2018, lo que muestra un crecimiento de tres mil 682 millones en un año, al compararlas con febrero de 2017 que fue de 47,505”. Datos suministrados por la Superintendencia de Bancos. (Amílcar Nivar).

¿Abandono? “La Dirección General de Epidemiología registra durante las últimas cuatro semanas un acumulado de tres mil 316 casos de un brote de varicela que representa un aumento de un 14 por ciento”. (Lisania Batista).
Incongruencia, ira, desbordamientos.

Aunque no se trate de palabras equivalentes gramaticalmente aceptadas, todas ellas engloban, en el ánimo público, lo que bien puede calificarse como terrible y peligrosa crispación de los ciudadanos.



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