Crisis en béisbol de RD

Crisis en béisbol de RD

Crisis en béisbol de RD

Dimaggio Abreu.

Excepto por el torneo invernal, que por más de una década vive su mayor esplendor desde que se juega con seis franquicias, el béisbol en la República Dominicana vive una larga y tangible crisis.

El escaso respaldo económico a la par con la mínima asistencia de público, matizados con el estado precario de los estadios, limitan el crecimiento de los torneos de tipo “profesional” que se implementan en el país.

Después del certamen de la LIDOM, el de más larga data es el de la Liga de Verano que funciona en el Cibao y organiza la Federación de Béisbol, que parece estancado por las bajas asistencias, ínfimo patrocinio público y privado, lo inhabitable de las estructuras y pésimos campos de juego.

No parece casual que los Granjeros de Moca hayan ganado nueve de 13 torneos disputados. Se percibe que es el que más respaldo económico concita y más estabilidad cuenta con su estadio, el Bragañita García.

En cambio, los Arroceros de San Francisco tienen sede en el viejo y sin atractivos Ramón A. Perdomo; Bonao deambula por “estadios” de la zona rural, igual que La Vega, cuyo Estadio Olímpico está en ruinas desde el huracán David en 1979 y Puerto Plata con el José Briceño en estado calamitoso, que por fin es sometido a reparación.

Así pues, la Liga de Verano de la Fedobe dista a años luz de lo que fue la vistosa Liga de Verano del Cibao que funcionó desde 1976 hasta mediados de los 80, que matizada por la gran rivalidad entre Arroceros del Nordeste (SFM) e Indios del Valle (La Vega) llamó la atención del país, lo que no sucede ahora.

La Liga Independiente del Noreste ha realizado cuatro torneos con equipos en Samaná, Las Terrenas, Nagua y otros como Pimentel, campeón este 2023.

El año pasado, Colombia pidió a RD que incluyera un equipo de béisbol en la delegación de los Juegos Bolivarianos de Valledupar. El ministro de Deportes Francisco Camacho recurrió a la Fedobe y su presidente Juan Núñez dio carta blanca a una selección de la Liga del Noreste, la cual ganó la medalla de oro compitiendo con Venezuela, Perú y Colombia.

Muchos pensaron que dicho galardón abría las puertas a un mayor apoyo estatal y privado para esa entidad, pero vaya paradoja. Su torneo de 2022 se extendió por cuatro meses, pero este de 2023 apenas duró mitad, dos meses, lo cual delata una menor taza de apoyo.

El presente año salió en penumbras una nueva entidad llamada “Liga Nacional de Béisbol Profesional (LNBp)”, con equipos en San Cristóbal, Cotuí, Herrera (Santo Domingo Oeste) y Santo Domingo Este. El torneo fue muy breve y sus partidos tuvieron como sedes el Temístocles Metz de San Cristóbal y el Municipal de Cotuí, porque en la Capital no contaban con un estadio que acogiera público pagando.

Esa es la radiografía del deporte rey con tintes de profesional de nuestro país, que excepto la LIDOM, las ligas y torneos provinciales carecen de estadios medianamente en acondicionados para presentar un espectáculo digno y que junto a la escasez de patrocinios desincentivan al gran público a darles calor.