BRUSELAS. – La crisis catalana está siendo llamada una «pesadilla» y una «bomba de tiempo» para el gobierno de Bélgica.
El referéndum de independencia de Cataluña ha desatado una crisis política no solamente en España.
El viaje del destituido presidente catalán a Bruselas está generando divisiones en el gobierno belga y parece que dañará los lazos entre los dos socios de la Unión Europea.
Incluso cuando Carles Puigdemont y su abogado eran interrogados por un juez investigador el domingo sobre su extradición, miembros del gobierno belga, políticos belgas y funcionarios españolas estaban criticándose en la prensa y los medios sociales.
Los más francos fueron miembros del partido nacionalista flamenco N-VA, un importante miembro de la coalición de gobierno de Bélgica y cuyos deseos separatistas parecen haber sido inflamados por la campaña catalana de independencia de España.
«Yo cuestiono cómo un miembro de la UE puede hacer eso», dijo el viceprimer ministro y ministro del Interior Jan Gambon en declaraciones a la cadena VTM, en referencia al arresto de varios asociados de Puigdemont en España la semana pasada.
Puigdemont dice que su viaje a Bruselas es para elevar la importancia de la estadidad catalana a nivel europeo, no para interferir en la política belga, pero su permanencia ha sido calificada en la prensa de «pesadilla para el gobierno belga». «Es una bomba de tiempo para la coalición federal», escribió el diario Le Soir.
Los socios europeos de España han expresado muy pocas críticas al gobierno de Mariano Rajoy, pero Bélgica condenó la violencia, gran parte de la cual fue atribuida a la policía, que marcó el referéndum del 1 de octubre en Cataluña.
Unas 900 personas fueron heridas, casi todas de levedad. El gobierno de España defendió la respuesta policial, diciendo que fue proporcional a la resistencia que los agentes encontraron en las calles.
«Uno tiene la ley española, pero también las leyes internacionales, el Tratado de Derechos Humanos y cosas así y todo eso supera la ley de un estado miembro», dijo Jambon. «Creo que la comunidad internacional debe mantenerse vigilante».
En Twitter, un aliado estrecho de Rajoy y miembro del Parlamento europeo, Esteban González Pons, escribió que «hace un año, el señor Jambon, que está defendiendo a Puigdemont, estaba justificando la colaboración con los nazis».
El primer ministro belga, Charles Michel, ha tratado de mantenerse fuera de la disputa, negándose a comentar sobre el caso de Puigdemont y cuatro de sus asociados en Bélgica, pero eso no ha impedido que el canciller belga Didier Reynders exprese su opinión.
«Ha habido una excitación sobre este caso que excede los límites de lo razonable», dijo a RTL. «Algunas personas se están involucrando en Bélgica y comentando sobre una crisis, lo que no es su papel». «Lo primero que debemos hacer es mantener el diálogo con España», dijo.
Sin embargo, eso no es fácil cuando algunos políticos están comparando al gobierno conservador de Rajoy en Madrid y al sistema judicial español con la dictadura del general Francisco Franco hace medio siglo.
«Ustedes saben cuál es el pasado del Partido Popular y aún más su presente — y es Franco, es la represión, es encarcelar a personas a causa de sus opiniones y es el uso de violencia contra sus ciudadanos», dijo el líder del N-VA, Bart De Wever, en declaraciones a la cadena VRT el lunes.
De Wever no es parte del gobierno de centroderecha de Michel, pero habla por un partido crucial para la coalición. Incluso la moderada oposición socialista en la parte francófona de Bélgica está usando un lenguaje similar.
«Puigdemont ha abusado de su posición, pero Rajoy está actuando como un franquista autoritario. Hay que encontrar un camino a una España más federal», dijo en Twitter Elio Di Rupo ex primer ministro y líder socialista.