Entre el 14 de junio y el 12 de julio de este año 2016, la Universidad Abierta para Adultos (UAPA) nos permitió desarrollar el módulo sobre “Criminalidad organizada”, en el marco de la maestría de Derecho Procesal Penal y Derecho Penal. Antes de apuntar algunos conceptos –desde el punto de vista procesal–, es clave aceptar que los ilícitos penales del crimen organizado son muy graves, complejos, masivos, y de repercusión nacional o internacional.
Nuestro agradecimiento a los coordinadores de la maestría, por aquel encuentro académico y por la oportunidad de dialogar con participantes de gran calibre y formación en las ciencias jurídico-penales.
Las acepciones de criminalidad organizada comprende un conjunto numeroso de conceptos, todos de gran valor, aunque solo citaremos los más conocidos y menos técnicos: delincuencia transnacional, criminalidad corporativa, crímenes de los poderosos, delito de cuello blanco, mafias, lavado de activos, trata de personas, y la corrupción, el crimen que pudiera servir de eje central, aunque muchos consideran que es el narcotráfico.
¿Qué tiene de común entre sí? Son organización y red criminales. O de manera más simple: son los nuevos negocios.
Asesinan por encargo, vigilancia con posterior robo, trafican drogas de forma ilícita, corrompen funcionarios, extorsionan, trafican migrantes o personas, detentan el negocio de pornografía infantil, la prostitución, lavan grandes cantidades de activos, secuestran personas, contrabandean, tienen facilidades en el delito de falsificación, explotan sexualmente a las mujeres, y practican el secuestro criminal, y se ocupan del tráfico ilegal de órganos humanos.
El crimen organizado o transnacional se organiza a partir de tres o más personas, es estructurado y jerárquico, existe durante un tiempo y la actuación ocurre de manera concertada con el propósito de cometer uno o más delitos graves.
Para mantener el control de sus actividades, se apoyan en la violencia y en el chantaje a los funcionarios. Lejos de preocuparse por cuestiones relacionadas con la seguridad o la ética, estos comerciantes de actividades ilícitas se mueven basados en la demanda.
Para diferenciarlo del crimen común, la criminalidad organizada se muestra en estado de permanencia delictiva, es notoria la vocación delictiva, la estructura jerarquizada y el alcance internacional.
En todo crimen organizado se reconoce la existencia de un mando central, unos niveles estratégicos y operativos, roles establecidos, capacidad de especialización, por ellos se valen de integrantes muy preparados.
Bueno, y ¿a qué viene todo esto? Creo, como cualquier ciudadano, que la criminalidad organizada quiere presentarse como simbólica; es decir, cuando el hecho punible adopta formas de delitos conocidos, pero cuyos actores escapan a la acción de la Justicia, y no se castigan por circunstancias abusivas, de índole política o social; en definitiva, por una forma de abuso de poder.
Este trabajo se escribe a solicitud de los asistentes al curso, al considerar que el momento es propicio para la creación de una ley de crimen organizado, tal como existe en Perú, por citar un ejemplo.