Algunos sospechosos habituales alegan que la Policía volvió al esquema de tirar primero y averiguar después al encontrar a presuntos delincuentes que anda buscando.
No refieren que hay una notable reducción de la criminalidad en los últimos meses. Siempre hay y habrá casos anecdóticos, cuya difusión exacerban las redes sociales. Sin embargo, las tasas de violencia y criminalidad callejera van disminuyendo.
El FMI destaca en un informe que, en el Caribe y Latinoamérica, pese a poseer sólo un 8 % de la población global, ocurren casi la mitad de los crímenes y hechos violentos, con una tasa de homicidios diez veces la de otros mercados emergentes.
La disminución local contrasta con un aumento regional en Centroamérica y el Caribe de un 4 % en los últimos veinte años.
¿Qué por qué se interesa el FMI en estos asuntos policiales? Uno de los mayores desincentivos a la inversión es la inseguridad, no sólo jurídica sino criminal.
Para continuar creciendo y combatir eficazmente la pobreza, hay que seguir la reforma policial, mejorar las condiciones de vida en barrios carenciados y –dicho por fuñésima vez— atender la instrucción pública y la educación.