Crecimiento, desarrollo y pacto fiscal

Creo que en ningún país del mundo a sus ciudadanos les gustaría pagar impuestos. Pagar impuestos es como que alguien nos sacara el dinero de la cartera. Sin embargo, los impuestos, aunque no nos guste, constituyen un mecanismo práctico para recaudar los recursos que financian el gasto público de bienes y servicios que demanda la población.

No obstante, establecer un sistema tributario “óptimo”, que yo le llamaría justo y eficiente, no es una tarea fácil, ya que la conformación de los sistemas tributarios casi en todos los países del mundo, por no decir todos, son el resultado de decisiones adoptadas por los gobiernos en circunstancias distintas para resolver problemas particulares y específicos.

Por otro lado, el entorno internacional es cambiante y un impuesto que puede ser útil en un momento determinado dejaría de serlo en otro. Por ejemplo, en nuestro sistema tributario, la importancia que tenían los impuestos al comercio exterior no es la misma hoy en día que hace 20 años atrás y viceversa ocurre con el impuesto a las transferencias de los bienes industrializados y servicios (ITBIS).

El país está plenamente integrado a la economía mundial, crece a tasas por encima o cercanas al promedio de America Latina y el Caribe, es el líder receptor de inversión extranjera directa del Caribe y esta dotado de importantes recursos naturales.

Sin embargo, su desempeño social dista mucho de sus éxitos económicos. Somos unos de los países más desiguales del continente, los datos indican que no creamos clase media a pesar de crecer mucho, los niveles de pobreza aún permanecen en niveles altos, el gobierno se queja de que los recursos son insuficientes y el sector privado dice que los impuestos lo agobian y no le permiten crear empleos de calidad.

Pienso que la sociedad dominine otra salida para llegar al desarrollo que no sea a través de establecer un gran pacto social, teniendo como condición previa el “Pacto Fiscal”, no queda otra salida, gústenos o no.

Al fin y acabo, el “Pacto Fiscal” más que un instrumento económico es un instrumento político para poner en marcha, en un contexto democrático, las políticas públicas en materia fiscal que el país requiere para responder a la actual encrucijada del desarrollo.

En definitiva constituye, mediante el diálogo social, un instrumento para ampliar el horizonte de acción de nuestra democracia económica y social.