Crear una robusta “clase media”, nacionalista y de raigambre patriótica en la frontera

Crear una robusta “clase media”, nacionalista y de raigambre patriótica en la frontera

Crear una robusta “clase media”, nacionalista y de raigambre patriótica en la frontera

El periodista Emiliano Reyes Espejo. Fuente externa

“La Patria comienza y termina en la frontera”. La expresión la hemos escuchado en múltiples ocasiones en alocuciones de gestores políticos y de gentes comunes. ¿Pero eso ocurre en realidad? A muchos dominicanos les gustaría que así fuera. No se trata de un encomio nacionalista y anti-haitiano, va mucho más allá, se trata de plantear nuevas políticas pro-Dominicana independientemente de Haití, es decir, implementar políticas de desarrollo fronterizo sin que para ello tengamos que depender del curso de los acontecimientos y los esfuerzos que pueda realizar para su propio bienestar el vecino Haití.

Pero ocurre que la problemática haitiana está cada día más latente en el país, especialmente ahora que estamos en los preámbulos de la lucha política electoral interna.

No se puede eludir la presencia cada vez más incisiva de la crisis haitiana en nuestros debates partidarios. La oposición exhibe como arma letal una alegada indiferencia del gobierno ante la masiva penetración de ilegales haitianos en el territorio nacional. El propio presidente de la República, Luis Abinader, refutó con energía esos señalamientos en su discurso de Rendición de Cuentas pronunciado ante la Asamblea Nacional este 27 de febrero.

“Asambleístas. Pueblo dominicano:

Nunca la situación de nuestro país vecino había sido tan dramática. Haití es hoy un país devastado por las crisis, con un Estado colapsado y una comunidad internacional que no actúa”. Eso suena como un grito de alerta dicho así por un Jefe de Estado de la raigambre política del actual presidente. No se trata de un simple analista u observador de la crisis haitiana.

Parece decirnos que “algo se cocina” para el destino inmediato de nuestra nación. ¿Sabrá el mandatario de algún plan que no nos quiso revelar en estos momentos y por eso hizo su llamado a no politizar el tema haitiano, y a que nos unamos –sin banderías políticas- para afrontar lo peor? ¿Está en juego nuestra soberanía? ¿Qué se urde contra la Patria de Duarte, Sánchez y Mella?

“Por eso, les pido a todos responsabilidad para apartar el problema haitiano de nuestra lucha partidista y que lleguemos a un gran acuerdo nacional, a un pacto de país, que nos comprometa desde nuestras posiciones y que dé una respuesta unánime en la defensa y la protección de nuestra soberanía”, ha enfatizado el mandatario en su alocución a la nación en este 179 aniversario de nuestra independencia.

El mensaje es “más claro que el agua de un manantial”.

Nos toca ahora a cada dominicano poner –en la medida de nuestras posibilidades- nuestro “granito de arena” para contribuir a que estos oráculos que se ciernen sobre el suelo patrio “se disuelva en agua de sal”, como reza la frase popular. En ese tenor, sugerimos que entre los esfuerzos comunes que realicen el gobierno y la oposición política al margen de la lucha partidaria, se adopten las siguientes políticas de Estado:

-Crear un Consejo de Expertos de las distintas ramas del saber y de nuestras Fuerzas Armadas para realizar estudios científicos permanentes de “la realidad de Haití” que sirvan de base para formular políticas de largo plazo y no nos sigan sorprendiendo estos hechos lamentables que ocurren en el vecino Estado.

-Formular políticas de incentivos que contribuyan a revertir el éxodo de habitantes de las cinco provincias fronterizas que por diversas razones han abandonado sus terruños en esas zonas del país. Destinar una buena parte del Presupuesto de la Nación para realizar infraestructuras en las provincias, municipios y comunidades de estas zonas. Se debe incluir, además, construcción de viviendas y acceso a educación, recreación, deportes, cultura, etc. También, incentivos especiales para crear pequeños negocios y facilidades de transporte, buenas carreteras, etc.

-Fortalecer los incentivos fiscales para el fomento de grandes empresas, negocios, industrias (zonas francas especiales) –existe una ley que puede ser modificada para hacerla más atractiva para producir para fines de exportación, no solo para Haití sino pensando en los mercados mundiales. En esas regiones existen miles de tareas de tierra ávidas de ser intervenidas e integradas a la producción.

Entendemos, por tanto, que un “acuerdo nacional” como el que demandó el Presidente Abinader tiene que contemplar entre sus objetivos a corto y largo plazo, la formulación concertadas, destinadas a impulsar políticas de desarrollo socio-económico que tengan como meta fundamental, crear “una clase media vigorosa, robusta y de raigambre patriótica” que sirva de soporte, no solo para el progreso regional, sino también para que nazca en estas zonas “una burguesía nacionalista” que sea capaz de convertirse en una especie de “muralla humana” ante cualquier afán del vecino Estado de avanzar hacia esta parte de la isla.

Dicha propuesta incluye que la clase política se ponga de acuerdo para elaborar y emitir leyes, decretos, reglamentos, presupuestos, etc. que fundamenten estas políticas y faciliten:

-Enfocarse en los recursos humanos y naturales si es que deseamos mantener la frontera por los siglos de los siglos.

-Crear un ciudadano que viva en la frontera con el nivel de confort de ciudades como el Gran Santo Domingo y Santiago, etc.

-Abandonar las intervenciones con obras de “parchos”. Acordar el destino de una parte importante del Presupuesto de la Nación para ser invertidos en las cinco provincias fronterizas durante un periodo de 30 años. La medida deberá ser mantenida por ley hasta consolidar una férrea economía fronteriza y el surgimiento de una poderosa “clase media productiva” con miras a convertirse en una “burguesía nacionalista” en esta preterida región del país.

Para cerrar mis sugerencias, cito estas propuestas que formuló el Presidente Abinader:

“República Dominicana en todo lo relacionado con Haití y sus crisis, debe tener una posición unificada o del más amplio consenso.

Debe enviar un solo mensaje, a partir de los postulados iniciales de la política exterior: no hay ni habrá solución dominicana a los problemas de Haití; los problemas de Haití deben resolverse en Haití, mediante una fórmula de corresponsabilidad compartida, que no excluya a los haitianos, pero que garantice el compromiso de los que más deben y pueden, entre los países más desarrollados”.

“Llamo desde aquí a un gran Pacto de Nación, para una política de Estado, firme, estratégica y uniforme que proteja y dé confianza al pueblo dominicano. ¡Sigamos haciendo Patria!”.

Creemos que independientemente del actual ambiente político pre-electoral, las inversiones que afirma el gobierno ha realizado en la zona fronteriza, el reequipamiento y mejoramiento de las condiciones de vidas de militares allí apostados, y de “la consabida estrechez de visión de nación de los actuales líderes”, el país debe poner atención a lo dicho por el mandatario sobre Haití porque “según parece, se cuece algo” que no es bueno para la Patria de Duarte.