Pese a todos los obstáculos a nivel internacional para la obtención de la vacuna contra el Covid-19 en un contexto de acaparamiento de los países más ricos del planeta, finalmente llegaron a República Dominica las primeras dosis, gracias al esfuerzo del gobierno por inmunizar a su población.
Se anunció el Plan Nacional de Vacunación que prioriza a los que están en primera línea de contagio y a la población más vulnerables. Urge difundir el Plan Vacúnate RD a todos los niveles para superar el obstáculo y la resistencia de muchos a ponerse la vacuna.
Según la información del gobierno, un 40% de los dominicanos no quieren vacunarse, lo más probable por temores infundados asociados a los fake news que difunden supuestas consecuencias negativas de las vacunas y a los esfuerzos de las teorías de la conspiración que conciben el Covid-19 como un plan de dominación de los seres humanos por parte de las élites mundiales.
Aunque en lo inmediato la vacuna sea voluntaria, en el mediano plazo, si se quiere controlar la pandemia, la vacuna tendrá que tener un carácter más serio como en el caso de la inmunización infantil en la que se aplican las vacunas de polio, sarampión, difteria, meningitis, entre otras, a niños de cero a 10 años, logrando controlar a nivel mundial las muertes por enfermedades fácilmente prevenibles.
La protección social también ofrece una oportunidad para crear conciencia sobre la vacunación contra el virus responsable de la pandemia que nos afecta, tanto por la capacidad de sensibilización que puede lograrse con el acompañamiento sociofamiliar de Progresando con Solidaridad como por el sistema de corresponsabilidades que establece dicho programa.
Vacunarse contra el Covid-19 podría estipularse como una corresponsabilidad en la salud de los adultos, a cambio de recibir el beneficio de las transferencias monetarias y subsidios.
La verificación del cumplimiento se haría con el monitoreo de tarjeta de vacunación correspondiente.
Vincular la protección social con la inmunización al Covid-19 implica también priorizar a los más excluidos en este beneficio, y que, como nos alerta el Papa Francisco, los pobres no sean los últimos en disfrutar del derecho a la salud para todos.