«Detectado»… Esa respuesta a un examen de covid es una de las cosas más terribles para una familia, más si el positivo tiene diagnósticos médicos previos que «lo condenan a muerte» en caso de que le dé, por años de diabetes e hipertensión…

Esto es un llamado a la gente a buscar de Dios y a las autoridades a introducir cambios… Los presagios más terribles surgieron a mi alrededor cuando los médicos aseguraban que había que ingresarme con urgencia…

Ya dentro de una sala de covid la cosa es terrible, la interacción con la muerte es constante, la dignidad del paciente es tirada por la cañería y da la impresión de que el virus tiene al sistema de salud de rodillas…

Hay muchas cosas que corregir y ojalá muchos enfermos tengan familias como la mía, que estableció un «cuarto de guerra» frente al hospital, donde la oración sin cesar dominaba el ambiente todos los días…

«¡Papi, aquí afuera hay un ejército orando por usted!», me dijo un día mi amado hijo Bienvito, y la presencia de Dios la sentía en mi lecho, sus oraciones, junto a la del resto de la familia, desde el «cuarto de guerra», llegaban directa a la sala, porque somos una familia que servimos a Dios desde hace tiempo y conocemos el poder de la oración…

Busquen de Dios, si tienen que pedirle perdón a alguien háganlo ahora, si tienen que perdonar a alguien no lo dejen para ahorita, la vida es un soplo, háganlo ya…

Y busquen por todos los medios de hablar con sus pacientes, porque hay muchas cosas malas ahí dentro… Algunos tienen la oportunidad de contarlas… Otros jamás salen de ahí.