Rafael Molina Morillo, director de El Día
¿Cuántos casos por corrupción han conocido y sancionado los tribunales dominicanos? Muy pocos, por no decir ninguno, que yo recuerde, con excepción del diputado que traficaba introduciendo chinos ilegalmente al país y los responsables del fraude en el plan Renove.
Por lo demás, parece que los dominicanos somos muy honestos, pues por más que busco y rebusco en mi memoria, no encuentro más culpables condenados por corrupción.
Los chinos no juegan con eso. Con frecuencia se difunden noticias relacionadas con la corrupción administrativa en la República Popular China y los castigos aplicados en cada caso.
El último del que he tenido conocimiento, a través de la revista “China Hoy”, es el de Bo Xilai, un exfuncionario municipal del oficialista Partido Comunista, sentenciado a cadena perpetua por aceptación de sobornos y abuso de poder. La pena conlleva la privación de por vida de sus derechos políticos y la confiscación de sus bienes personales.
Volviendo al ámbito local, recordemos que una funcionaria dijo recientemente que con los millones de pesos que se desvían aquí de su justo uso por la corrupción, se podría crear otra República Dominicana, y sobrarían cuartos.
El día que en República Dominicana se apliquen con el rigor debido las sanciones correspondientes a los corruptos del patio, este país sería muy distinto.
Ahí tiene el Gobierno otra oportunidad de hacer lo que nunca se ha hecho.
